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Columna
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Choque cultural

De repente algunos han descubierto el choque de civilizaciones. La globalización nos ha hecho saber más de conflictos culturales, de concepciones diversas acerca de la vida y de la muerte, de la complejidad que puebla este planeta. Por ejemplo, que el islamismo es diverso y plural, donde sólo una parte minoritaria adopta actitudes intolerantes y violentas. El atentado de las Torres de Nueva York ha vuelto a poner de actualidad a esa parte del mundo que se reclama de la cultura islámica. Ya lo estaba desde la época de Bosnia y de la guerra del Golfo; ésta es ahora una nueva página de la misma historia. Algunos, como Berlusconi, se lo plantean precisamente en plan de choque de civilizaciones, de conflicto histórico y bélico con la idea de implantar ese llamado pensamiento único. Afortunadamente, el portavoz del Gobierno español ha rechazado formalmente esa interpretación descabellada. Nos va mucho que así lo entiendan nuestros gobernantes.

Pero esa afirmación integradora y pacificadora con el mundo islámico que ha expuesto el ministro Cabanillas debe hacerse extensiva a todas las esferas del Gobierno. Sobran declaraciones y se echan de menos actuaciones positivas. Por ejemplo, sabemos lo que puede ocurrir en Ceuta si el Ministerio de Educación se echa atrás de su inicial apuesta y renuncia a aplicar la obligación constitucional de integrar a 40 muchachos marroquíes, menores de edad, en el sistema educativo público. La posible medida de segregar a esos alumnos con dificultades sociales y educativas, porque son marginados y porque son marroquíes menores de edad, supondría aceptar la tesis del choque de civilizaciones. Si esa medida que se anuncia se llega a cumplir, ¿qué política de colaboración, de extensión cultural y de amistad va a llevar a cabo el Gobierno español en los centros educativos que tiene en Tánger, Alhucemas, Casablanca, Tetuán, Nador, Larache y Rabat? También en estas actuaciones gubernamentales que afectan a una minoría de personas del mundo islámico se comprueba si apoyamos o no el choque de civilizaciones. No vaya a ser que mientras un ministro adorna las frases otra del mismo gabinete aplica el mensaje de Berlusconi.

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