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Crítica:NARRATIVA | EQUIPAJE DE BOLSILLO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El eterno retorno de una infancia

Han pasado poco más de treinta años de la primera edición de Un mundo para Julius, la novela con la que se dio a conocer el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, y ese tiempo ha servido no sólo para que se desarrolle casi por completo el universo de ese autor, sino para que Julius afirme su lugar dominante dentro de aquella obra, y también dentro de la ficción recurrente de Alfredo Bryce. Un mundo para Julius es la fuente subterránea de la que han ido alimentándose buena parte de sus novelas posteriores porque esa primera narración sobre la infancia de un niño limeño en una familia de fortuna y su súbito descubrimiento de las injusticias tremendas que se ocultan en el seno de ese mundo idealizado y encorsetado por las buenas maneras y el buen gusto son la esencia del tono vital de su autor. Son la esencia de una sociedad que no ha terminado de vivir esa infancia y ésa es la herida que Bryce ha seguido lamiendo, con humor, con subterfugios geniales, con esa melancolía subyugante del perdedor que despierta simpatías y ternura. Un mundo para Julius ha sido considerada 'una de las mejores novelas jamás escritas por un autor latinoamericano' (García Márquez) y 'una de las novelas más divertidas y más sutiles de la literatura latinoamericana' (Vargas Llosa), además de 'profundo análisis de la realidad' en la que 'la ligereza es aparente' (Carlos Barral), una obra que le valió a Bryce ser calificado como 'el Proust de la sociedad peruana'. Como el autor de En busca del tiempo perdido, Bryce recrea con lucidez y delicadeza una 'circunstancia' que no ha perdido su luz. Ni sus sombras. La ficción de Bryce ha creado otros personajes quizá más cercanos, más cosmopolitas, latinoamericanos en Europa, ligados siempre a distintos tipos de nostalgia hacia la tierra lejana, hacia el pasado. Pocas veces ha abandonado el hombre y el escritor el eco de los salones de ese viejo palacio en la calle de Salaverry, donde empieza el relato del pequeño Julius.

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