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Entrevista:MANOEL DE OLIVEIRA | Director de cine | ESTRENO

'Hago cine de resistencia'

Lo dice con gesto de orgullo, cerrando los puños y mirando a los ojos: 'Yo hago cine de resistencia. Yo me opongo al cine comercial'. A Manoel de Oliveira no le agradan las entrevistas. En el festival de Venecia, dejó plantado a un equipo de Televisión Española porque quería visitar una iglesia de la Toscana, y en San Sebastián -donde se ha proyectado su última película, Vuelvo a casa- se resistió hasta el último momento. A sus 95 años, Oliveira parece un hombre hecho de otra madera. En una fiesta del festival, a las cinco de la madrugada, la comidilla no era otra que la discreta presencia del cineasta. Sentado a una mesa, conversaba con un grupo de amigos mucho más jóvenes. Oliveira resiste la noche, el día y, al parecer, lo que le echen.

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Otra vuelta de tuerca

El cineasta portugués ha presentado en la sección Perlas de Otros Festivales Vuelvo a casa, que hoy se estrena en toda España. La vida cotidiana de un veterano actor de teatro (interpretado por Michel Piccoli) que vive solo con su nieto, tras la muerte de su esposa, su hija y su yerno, le sirve para hablar de la falta de esperanza. Nunca había sido Oliveira tan pesimista: 'Es difícil no serlo. Pero no se equivoque, la esperanza sólo está en el pesimismo'.

Asuntos banales

'Hoy, lo que atrae a las audiencias son la violencia y el sexo, que se han vuelto dos asuntos absolutamente banales, repetidos hasta la saciedad. El cine está llegando a un precipicio terrible, y esto es algo difícil de cambiar. Hoy, el público está ciego, se deja guiar, no tiene instinto de lucha. Yo me enfrento a este tipo de cine. En mi cine, por ejemplo, nadie se besa. Es una exageración, lo sé, pero es una manera de llevar a un extremo algo que defiendo: colocar lo privado a la orden del día revela una evidente falta de decencia'.

Oliveira habla despacio. 'Le hablo en portugués o en francés, incluso en español. Pero no en inglés', advierte desde el principio. 'No sé español, aunque me gustaría hacer una película en español. He trabajado en toda Europa, pero nunca en España. Me gustaría hacer un Quijote. Los dos primeros libros que leí en mi vida fueron Pinocho y el Quijote. ¿No cree que sería bonito que mi última película fuera un Quijote? El primer libro y la última película. Hermoso, ¿verdad? No sé..., quizá los molinos podría rodarlos en Holanda, es un país barato para hacer cine'.

'Yo leía mucho de niño, mis padres me obligaban a leer mucho. La formación de una persona se reduce a su infancia, luego es demasiado tarde, por eso creo tanto en la educación y por eso culpo a los Estados de lo que ocurre con este mundo. ¿Dónde está la educación de los niños? ¿Por qué no les gusta leer, pintar, hablar? La televisión ha matado la sensibilidad. En Portugal, tenemos un movimiento muy fuerte contra la televisión porque creemos que es la principal fuente de la pérdida del instinto creativo de los niños'.

'Crisis terrible'

'Esta película', continúa Oliveira, 'es más pesimista porque vivimos un momento de crisis terrible. Mi película termina con la toma de conciencia del nieto. El niño mira cómo su abuelo sube la escalera y descubre por primera vez lo que ocurre. Por primera vez, toma contacto con el legado de su abuelo. El nieto había sido complementario hasta ese momento. Intuye el desastre porque los niños tienen un sexto sentido y él percibe el desastre que supone que su abuelo, que representa un pasado de sabiduría y certeza, se desmorone ante sus ojos. El niño asume la tragedia, contempla la desgracia. El niño tiene el presentimiento de que por la escalera que sube su abuelo desciende también la responsabilidad de toda una vida. La vida es eso, un paso del testigo, ya sea natural, adquirido, robado o conquistado'.

'Nos domina el dinero y el poder', continúa Oliveira, para quien su película es, sobre todo, un filme sobre el poder. 'Escogí fragmentos de El rey se muere, de Ionesco, para la película porque en él Ionesco critica el poder. El poder es tan antiguo como moderno. De hecho, el poder es lo más antiguo y moderno que conozco. Hoy, todo es poder. El poder del dinero, el poder religioso, el poder político, el poder de la comunicación, todos los poderes. No tienen nada de moderno, es anciano como el hombre. ¿Qué es moderno? El teléfono móvil. Tan moderno como inútil. Pero el odio, el amor, la venganza, son ancianos, muy ancianos, tan ancianos como el hombre'.

El cineasta prepara ya su nueva película, que rodará el próximo mes. 'Será sobre el principio de incertidumbre. Quiero hablar sobre la incertidumbre que nos rodea en este mundo'.

Manoel de Oliveira, en San Sebastián.
Manoel de Oliveira, en San Sebastián.JESÚS URIARTE
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