La crisis obliga a suspender una catarata de convocatorias de empresas tecnológicas
La nueva situación mundial creada tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos ha afectado profundamente a la industria de las nuevas tecnologías. Microsoft anunció que aplazaba una semana el lanzamiento en Estados Unidos de su consola XBox. Microsoft prevé distribuir de 1 a 1,5 millones de consolas desde el próximo 15 de noviembre hasta finales de año. La compañía ya anunció problemas con los microprocesadores de Intel, lo que causó un retraso de tres semanas en los planes de producción.
Dell ha pospuesto indefinidamente sus ferias en Estados Unidos, que estaban previstas para el 20 y 28 de septiembre, en San Franciso y Nueva York respectivamente. También Apple ha suspendido su exposición anual, que iba a celebrarse en París del 26 al 30 de este mes. Palm, que había programado su conferencia anual del 23 al 26 de octubre en California, ha adoptado la misma medida.
Los mercados bursátiles han reaccionado a la situación de conflicto: las compañías tecnológicas de defensa veían subir el precio de sus acciones la semana pasada.
Muchas otras compañías se han visto afectadas por los atentados. Los fabricantes de ordenadores han recibido un macabro espaldarazo en un año en el que estaban experimentando una caída en el número de máquinas vendidas. También las empresas de telecomunicaciones saldrán beneficiadas económicamente a corto plazo, ya que tendrán que reponer todas las infraestructuras dañadas.
Las compañías que han perdido todo su equipamiento en los atentados están encargando PC a miles. Se calcula que las aseguradoras tendrán que reponer unos 34.000 ordenadores personales. Sólo hasta el lunes 17, Dell había despachado más de 24.000 servidores y ordenadores para reemplazar los que se habían perdido en el derrumbe de las torres gemelas.
Un portavoz de esta compañía ha explicado que las prioridades han cambiado totalmente tras los ataques y que en los próximos meses van a concentrarse en ayudar a sus clientes de las áreas dañadas a recuperar la normalidad. La avalancha de pedidos ha obligado a Dell a aumentar la producción de su planta de Austin (Tejas), que se ha puesto a trabajar día y noche para cubrir la demanda. Tan sólo seis horas después de los atentados, una compañía aseguradora cuyas oficinas resultaron arrasadas en el ataque ya les había encargado 200 nuevos ordenadores.
Problemas de transporte
El cierre del espacio aéreo estadounidense en los dos días posteriores a los atentados también ha tenido consecuencias para la industria tecnológica. Los fabricantes de microchips calculan que, a causa de las cancelaciones de vuelos, sus ventas caerán este año un 7% más de lo previsto.
En Taiwan, la Asociación de Fabricantes de Productos Electrónicos calcula que los dos días en que los vuelos a EE UU, su principal mercado, fueron suspendidos, les han supuesto unas pérdidas de 20 millones de dólares, además de haber generado importantes excedentes.
Los atentados también han afectado a la aparición en Internet de los 52.245 nuevos dominios terminados en .info, que tuvo que retrasarse tres días porque algunas de las empresas que administraban el nuevo dominio operaban desde el World Trade Center o el distrito financiero de Manhattan.
Una encuesta publicada por el semanario especializado en tecnologías de la información Information Week revela que el 60% de los encuestados (del ámbito de los directivos de compañías tecnológicas) creen que a partir de ahora la industria prestará más atención a la conservación de los datos y a reforzar la seguridad de las redes de comunicación.
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