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Columna
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Objetivos

Valencians pel Canvi ha organizado para la próxima semana sendas mesas de debate para tratar de la reforma del Estatuto de Autonomía. En la primera intervenimos, a modo de teloneros, tres profesores, y, en la segunda, que sin duda será la más interesante, se dan cita los máximos dirigentes del PSPV-PSOE, EUPV y BNV, respectivamente. Siendo evidente que el propósito anunciado de la convocatoria es tratar del etéreo, socorrido y siempre aplazado tema de la reforma del Estatuto, no debería olvidarse que la cita de los políticos en un foro animado por una organización de notables de izquierda que no oculta su paralelismo con movimientos, iniciativas y planteamientos ya ensayados en Cataluña con Ciutadans pel Canvi, los gobiernos de coalición de centro-izquierda (Illes Balears y Aragón) y las expectativas de una entente BNG-PSOE para lo que resulte de las inminentes autonómicas gallegas, sugiere más contestar a las preguntas que presionan sobre la agenda política que a levantar de su lecho al parapléjico asunto de la reforma estatutaria.

Por eso me permito sugerir que los políticos dejen para los técnicos las quejas y agravios que el mantenimiento del actual texto estatutario origina casi veinte años después de la compota política en que le sumió la apresurada, subsidiaria y pintoresca negociación y se ocupen de lleno en responder a varias cuestiones de inmediata, notable y quizás ineludible urgencia. Sabido es que desde las últimas elecciones autonómicas las declaraciones de intenciones de los líderes sobre la estrategia a seguir por los partidos de la izquierda en materia de pactos políticos preelectorales que permitan sustituir después de los próximos comicios autonómicos y locales al PP en las instituciones autonómicas y locales valencianas muestran una asintonía que parece fijar los objetivos sólo en unos hipotéticos resultados donde la suma de tres fuera superior a la del PP. Y, por ello, al silencio del PSOE y a su esperanza de remontar en solitario a base más de aprovechar errores del PP que de aciertos propios, se une la absurda polémica entre BNV y EU a propósito de las condiciones de obediencia (autóctona o foránea) que impiden incluso un mero acercamiento de conveniencia, que, como he señalado en repetidas ocasiones, quedaría perfectamente legitimado por un simple entendimiento electoral contra el propio e injusto sistema electoral, es decir, la cláusula de exclusión del 5%.

Siendo además que las expectativas electorales del BNV y de EU en solitario vienen seriamente objetadas por las encuestas gubernamentales, las oficiales y las propias, y que las del PSOE no son, ahora mismo, para lanzar cohetes, la hipótesis de esperar a los resultados electorales por separado puede sentenciarse ya como un cheque en blanco para el mantenimiento de la mayoría absoluta del PP allí donde ahora la tiene. La derecha valenciana consiguió la mayoría absoluta que le permite gobernar Generalitat, diputaciones y más del 90% de los municipios de la Comunidad en un proceso que incluyó la desaparición de sus competidores en el espectro del centro-derecha (CDS, UV e Independientes), pero ni en los mejores tiempos del PSPV consiguió éste que desapareciesen sus competidores. Ese dato esencial, pues, conviene no perderlo de vista y darle, si realmente se busca el cambio, una dimensión operativa nueva. Dos candidaturas compitiendo en el ámbito de la izquierda (y no tres) pueden dar aquí lo que se espera en Galicia con BNV y PSOE.

Vicent.Franch@eresmas.net

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