Seguridad sin sentido

Todos somos conscientes del grado de seguridad que deben tener todos los aeropuertos tras los recientes atentados en Estados Unidos, así como la coherencia para llevar los controles a cabo.

El día 19 de septiembre me dirijo al control de equipajes, situado en la zona de puertas de embarque, para tomar el avión de vuelta que me llevará desde Madrid-Barajas hasta Tenerife Sur. Tras pasar una de las mochilas, el señor encargado de visionar y controlar en su monitor los objetos sospechosos advierte a uno de los agentes de la Guardia Civil la existencia de un objeto punzante dentro de mi equipaje. El agente me pregunta si llevo algo, y yo que no recordaba que portaba un tenedor de esos metálicos que te dan en el avión (sólo en algunas compañías como Iberia) cuando te sirven la comida y que cogí en mi viaje de ida, le contesto que no. Pero tras un registro se descubre la pieza metálica, un tenedor, y me dice el agente, con buen criterio, que no se puede embarcar con objetos de este tipo, pues son peligrosos para la seguridad del vuelo. El sinsentido de toda esta historia es que cuando subo al avión y me sirven la cena vuelvo a encontrar en mis manos un tenedor igual al que me habían requisado momentos antes en la terminal. ¡Ah!, y también un cuchillo.