La excepción al pensamiento único
El economista francés Thomas Piketty rechaza la actual tendencia de rebajar el IRPF
El discurso liberal dominante repite una y otra vez que es necesario reducir la presión fiscal para dinamizar la economía, crear riqueza y que ésta beneficie a todos. Un economista francés, Thomas Piketty, ha publicado un libro -Los grandes ingresos en Francia durante el siglo XX- que pone en cuestión el interés económico de reducir la presión fiscal sobre quiénes más tienen.
Piketty afirma que los Estados practican el 'dumping' social y tienen una gran confusión sobre la noción de clase media
Los gobiernos alemán, británico y francés, liderados por políticos de izquierda, hoy también sintonizan con la idea de reducir la presión fiscal para dinamizar la economía, y ya han lanzado atrevidos planes para hacer menos gravoso el impuesto sobre la renta para todas las categorías sociales. En España, el líder del PSOE, Rodríguez Zapatero, ha asumido la conveniencia de 'quitarle gas' al IRPF. Pero Thomas Piketty en su libro, Les Hauts Revenus en France au XX siècle, pone en cuestión el interés económico y social de reducir la presión fiscal sobre quiénes más tienen e ingresan. El libro lleva un subtítulo definitorio: Inégalités et redistributions. 1901-1998 (Desigualdades y redistribución. 1901-98).
Piketty es hoy, a los 30 años, director de estudios de la Ecole des Hautes Études en Sciences Sociales, después de haber pasado dos años (1993-95) dando clases en Boston, en el MIT, y de haber trabajado como investigador para el CNRS francés. Entre 1995 y 1997 participó como técnico en la elaboración del plan económico del partido socialista francés (PS). Su defensa de la reducción encarnizada de las cargas sociales sobre los bajos salarios hizo que ciertas facciones del PS le vieran como un 'social-liberal'. Ahora, su libro pone en la picota al gobierno Jospin y su anunciada bajada de impuestos.
Las principales conclusiones a las que llega Piketty tras estudiar la evolución del IRPF francés desde su creación, 1914, de los salarios y del impuesto de sucesiones, desde 1902, se refieren a la reducción de las diferencias entre el 0,1% de la población que tiene los ingresos más importantes y el nivel medio de ingresos del ciudadano francés. Para Piketty, la creación del IRPF y el aumento de lo que hay que abonar en concepto de derecho de sucesión supone el final de las grandes fortunas de rentistas constituidas a los largo del siglos XIX y que se han podido transmitir a dos, tres o cuatro generaciones sin convertirse nunca en riqueza que irrigase más allá de un reducido núcleo familiar o de accionistas. Por eso, cuando ve que en EE UU el tramo superior del IRPF está por debajo del 30% se atreve a escribir que 'la idea de un retorno al siglo XIX tiene un cierto número de fundamentos objetivos'.
El auge de las llamadas nuevas tecnologías, del sector de servicios al tiempo que se reduce la importancia de la industria tradicional 'ha permitido en breve tiempo la acumulación de fortunas considerables'. Y esas nuevas fortunas, liberadas de la amenaza de una operación destinada a reequilibrar un poco la riqueza a través de la obligación de, o bien reinyectar el dinero al circuito productivo, o bien aceptar una confiscación parcial del mismo a través del impuesto para que sea el Estado el que vuelva a ponerlo en circulación, juegan un papel de freno y estancamiento para el progreso de un país. Piketty teme que EE UU y, en menor medida, Gran Bretaña entren de manera progresiva en un marasmo económico debido a esa posibilidad de vivir como rentista, y denuncia el hecho de que el Gobierno francés se haya dejado arrastrar por una lógica que estima perniciosa, fomentadora de desigualdad y que ralentiza el crecimiento.
Obviamente, si la reducción fiscal goza de buena prensa es porque se han olvidado los fundamentos que explican la conveniencia y bondad del IRPF o de los impuestos sucesorios, porque los Estados practican el dumping fiscal y porque 'existe una enorme confusión cuando se habla de clase media'. En el caso francés esa noción de 'clase media' engloba a menudo desde el asalariado modesto hasta la frontera que separa del 1% de población más rica. 'El 10% de los domicilios fiscales -3,2 millones- viven dentro de una franja de ingresos por encima de las 550.000 pesetas mensuales, pero por encima del 1.500.000 pesetas al mes sólo encontramos 160.000 hogares. Cuando se reduce la presión fiscal sobre esa franja tan reducida se beneficia a muy pocas personas, pero se renuncia a mucho dinero' concluye Piketty.
Futuro sano
El libro es pues una reivindicación de la tradición socialdemócrata, no tanto por convicción de justicia política -que también inspira al autor- como por necesidad de asegurar un futuro económico sano, una sociedad en movimiento, permeable, en la que el mérito, el atrevimiento, el talento y la creatividad esté mejor remunerados que la cuna, que el haber tenido la suerte genética de nacer en una de las llamadas '200 familias'.
Piketty explica también que 'la fiscalidad es un reflejo de la evolución de la sociedad'. Sorprende, por ejemplo, descubrir que son los radicales de izquierda los que logran que se vote la creación de un modesto IRPF en 1914, que sólo reclama el 2% de los ingresos de los más ricos. Es el final de una oposición feroz de la derecha desde 40 años antes que cede porque hay que financiar el esfuerzo de guerra. Luego,durante la ocupación alemana, el Gobierno de Vichy instaura un aumento del 50% de la presión impositiva para los matrimonios que, a los dos años de casados, aún no tienen hijos. 'La fiscalidad nos revela una visión del mundo', concluye Piketty al referirse al natalismo desaforado de los gobiernos del muy católico mariscal Pétain.
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