La cuna de los estudiantes islámicos
Los alumnos de la madraza paquistaní donde se formó la clase dirigente afgana están preparados para la 'yihad'
Del pasillo llega el runrún de la recitación de una clase cercana. A la puerta han quedado varias docenas de pares de chanclas de plástico baratas. Sentados en el suelo, sobre unas desgastadas esterillas a modo de alfombras, los estudiantes (talibán, en la lengua local) repiten en voz alta azoras del Corán. La misma rutina se repite en 28.000 madrazas de todo Pakistán, que acogen a un millón de estudiantes.
Pero Dar ul Ulum Haqqania, literalmente la Casa del Conocimiento de Haq, es la cuna ideológica del movimiento afgano de los talibán, que precisamente tomaron ese nombre de su condición de estudiantes islámicos. La mayor parte de sus dirigentes han pasado por esta escuela coránica, incluido el número dos del régimen, Mohamed Hassan; el primer ministro, Abdul Kabir, varios miembros del Gobierno y docenas jefes militares, funcionarios y jueces.
'Nos sentimos muy honrados de que nuestros antiguos estudiantes hayan alcanzado posiciones tan destacadas en la Administración de Afganistán y, si Dios quiere, esperamos que los actuales alumnos también lleguen a ser líderes en el futuro', declara Hafez Salman ul Haq en la modesta sala de recepción de la madraza. Hafez ul Haq recibe a EL PAÍS en nombre de su primo y director de la escuela, el incendiario líder político y religioso paquistaní Sami ul Haq.
Líder de una escisión del partido integrista Jamiat e Ulema Islam, Sami ul Haq heredó la madraza de su padre, el maulana Abdul Haq, que la había fundado en 1947. De ahí, la segunda parte del nombre de la escuela, Haqqania. Sami ul Haq, que ha sido diputado y senador, dirige en la actualidad el recién creado Consejo para la Defensa de Pakistán y Afganistán, la coalición de 40 partidos religiosos que está detrás de la campaña de manifestaciones contra la colaboración con Estados Unidos.
Este hombre piadoso y con gran sentido del humor, según quienes le conocen, pasa por ser un confidente del jeque Mohamed Omar, líder de los talibán afganos, a quien aconseja en asuntos internacionales y decisiones relativas a la ley islámica. Su Casa del Conocimiento, centro de difusión de la visión rigorista del islam de la escuela deobandi, se halla en una localidad anodina, Akhora Khatak, en la carretera que une Islamabad con Peshawar y a dos horas de la frontera con Afganistán.
Dar ul Ulum es en realidad un complejo de edificios que incluye, además del centro de enseñanza principal, un internado, una escuela secundaria y 12 madrazas menores, una de ellas de niñas. En total, cerca de tres mil alumnos están matriculados en el presente curso escolar, de los que más de la mitad son residentes. Hay que tener 12 años para entrar en el nivel más bajo, aunque el grueso de los estudiantes lo constituyen los hombres de entre 18 y 32 años que se preparan para ser imames o profesores de islam. 'Ofrecemos tres niveles educativos diferentes: un nivel básico en el que los alumnos memorizan el Corán, el currículo nacional de secundaria con asignaturas añadidas de religión y un master de ocho años en estudios islámicos que permite alcanzar el rango de maulana', explica Hafez ul Haq. Un tercio de los estudiantes asisten a la escuela secundaria; un par de centenares, a las clases de recitación del Corán, y 150 son niñas que reciben la instrucción mínima para poder leer el libro sagrado. El resto son estudiosos consagrados a profundizar en las enseñanzas del islam.
Hafez ul Haq no esconde que, además de los principios ideológicos, la escuela tiene también objetivos políticos. 'Implantar el Islam en Pakistán', resume. Y añade que, en su opinión, éste no es un país musulmán, porque 'no se comporta de acuerdo con los principios islámicos'.
Las solicitudes para entrar en Dar ul Ulum superan con mucho las vacantes. Sami ul Haq reserva todos los años un cupo para los aspirantes afganos, que constituyen el grupo nacional más numeroso, y también varias decenas de plazas para estudiantes procedentes de Tayikistán, Uzbekistán y Kazajistán. Ninguno paga nada, ni por la enseñanza, ni por el alojamiento, ni por la manutención. ¿De dónde procede la financiación? 'Eso es cosa de Dios todopoderoso', responde Hafez ul Haq sin mirar a los ojos de la periodista. 'Recibimos donaciones', concede finalmente ante la insistencia. A este profesor de árabe no resulta fácil sacarle de su argumentación. Las preguntas que le incomodan no las entiende ni en árabe ni, por mediación del traductor, en pashtu. Sin embargo, se muestra correcto y paciente con los visitantes.
Todos los estudiantes visten al estilo tradicional de la zona: pantalones flojos y largas casacas. Todos lucen largas barbas. En la calma de la primera hora de la tarde, resulta difícil imaginárselos con las armas en la mano y saliendo en estampida a combatir a un enemigo. Y, sin embargo, todos dicen estar preparados para la yihad, la defensa sagrada de su patria frente a cualquier agresión externa. 'No, no hemos recibido ninguna indicación desde dentro de Afganistán para actuar en ese sentido, pero por supuesto que los alumnos afganos están preparados para ir y luchar por su país', responde sin asomo de duda nuestro guía. ¿Y los paquistaníes? 'Todos, iremos todos; no hay forma humana de impedírnoslo', añade con firmeza. ¿Reciben también instrucción militar aquí? 'No, no hace falta, después de 22 años de guerra, los afganos saben cómo luchar sin necesidad de enseñarles'.
Las normas impiden a los visitantes entrar en las clases. 'Hemos hecho una excepción con usted, pero no puede entrevistar a los alumnos', se disculpa Hafez ul Haq. Pero los ojos curiosos que miran a la extranjera demuestran que los talibán también son humanos.
'Si EE UU ataca, reaccionaremos'
La crisis desencadenada por los atentados del pasado día 11 en Nueva York y Washington ha cambiado poco la rutina de Dar ul Ulum. Si acaso, ha aumentado el consumo de periódicos y las discusiones entre los estudiantes, que ahora ocupan su escaso tiempo libre 'planeando qué harán si Estados Unidos ataca Afganistán'. ¿Alguna pista? 'Lo decidiremos si se produce el ataque, no antes', asegura Hafez el Haq. Como indicación, todos los alumnos de Haqqania 'han participado directa o indirectamente en las manifestaciones' de los días pasados contra la decisión del Gobierno paquistaní de colaborar con Washington en la captura de los terroristas. 'Si EE UU ataca Afganistán para hacer daño a Osama Bin Laden o a los talibán, lo consideraremos un acto de agresión contra el islam y el conjunto del mundo musulmán, y reaccionaremos en consecuencia', anunció en una de las protestas el director de la escuela.
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