El Atlético, a toda máquina
La precisión de Stankovic en los saques de esquina acaba con la resistencia del Levante
Funcionó el Atlético como un Rolls Royce, a toda máquina contra las estrecheces y las falsas apariencias del Levante, típico equipo de Segunda. El conjunto que ayer visitó el Manzanares se metió tanto en su campo que su portero, Veiga, jugó pegado a nueve espaldas blanquinegras en casi todas las fases. Repartió trampas en el perímetro que rodeaba su área y se dedicó a contragolpear. En medio de ese círculo, Veiga se rodeó de tipos agobiados por robar el balón y reventarlo para que el azar decidiera llevárselo al solitario Juanmi.
¿Tenía suficientes opciones de sacar puntos un equipo con este plan? En Segunda, según el patrón táctico en boga, sí. Y lo habría hecho el Levante de no ser por el empeño del Atlético en dominar la situación usando la pelota sin contemplaciones, sin vacilar, y con un Stankovic que actuó como un cirujano en cada jugada a balón parado. Con la zurda del serbio, en dos córners, se selló la victoria rojiblanca.
ATLÉTICO 2|LEVANTE 1
Atlético de Madrid: Burgos; Armando (Otero, m. 72) , García Calvo, Hibic, Carreras; Aguilera (Dani, m. 54), Nagore, Movilla, Stankovic; Correa (Colsa, m. 65) y Diego Alonso. Levante: Veiga; Juanra, Gerard, Aurelio, Peña; Ettien, Descarga, Roa (Juvenal, m. 66), Setvalls; Josemi; y Kaiku. Goles: 1-0. M. 8. Correa, libre de marcaje, remata de cabeza un córner lanzado por Stankovic desde la derecha. 1-1. M.40. Josemi remacha un rechace de Burgos en el área chica. 2-1. M. 57. Stankovic saca un córner, Correa lo peina en el primer palo y García Calvo lo cabecea en el segundo. Árbitro: Román González. Amonestó a Ettien, Aurelio, Nagore y Carreras. Unos 40.000 espectadores en el estadio Calderón.
Si a Diego Alonso no se le hubiese nublado la mente cada vez que se acercó al área, el Atlético habría vivido 90 minutos más placenteros. Porque el Atlético manejó el partido de punta a punta, amparado en la ventaja de un tanto tempranero y manejando la pelota con soltura. Los rojiblancos empujaban al Levante, metiéndolo en su campo, a partir del primer gol de Correa. La rosca de Stankovic en el córner debió de marear a Veiga, que cayó de culo. Aurelio, que tomaba a Correa, se despistó y el uruguayo adelantó a su equipo.
Movilla es el ídolo y el eje del Atlético. Ni Ettien ni Descarga pudieron parar a este calvo ambidiestro que recuerda a Verón por su imagen y su manera de correr. Movía el balón rápido el media punta, en corto y en largo, lanzando a Stankovic por la izquierda como un tiro. Cuando a Movilla le cerraban la salida, Hibic cumplía su papel, Aguilera se mostraba y disparaba por la derecha para asociarse con Diego Alonso en la búsqueda de espacios a la espalda de los centrales valencianos. Iba y venía el balón, de bota en bota, monopolizado por el Atlético cuando el Levante vivió sus diez minutos de efervescencia.
Fue antes del descanso cuando un par de imprecisiones del Atlético dieron vida al Levante. Entonces se activó el instinto asesino del equipo valenciano, ese punto taimado que vale oro para sobrevivir en Segunda. Cambió de piel y por unos momentos se lanzó contra el área de Burgos, triangulando con verdadero sentido de la sorpresa. Y así fue como Josemi se lanzó a por todas, se metió en el área rival, le pasó por arriba a García Calvo y desató el pánico. Josemi le tiró un sombrero a Movilla y, en medio de la confusión general, Gerard apareció sin avisar para rematar. Burgos despejó el tiro, pero Josemi, que pilló el rechace, clavó el gol a bocajarro. Todo el dominio y la gracia del Atlético se fueron, pues, al garete: el marcador, sin hacer distinciones estéticas, mostró el 1-1.
Pero el descanso discipó la ilusión de un encuentro disputado. El Atlético volvió a mover el partido y Stankovic liquidó el dilema en otro córner.
El Nastic-Ferrol, suspendido
El partido entre el Gimnástic de Tarragona y el Racing de Ferrol fue suspendido en el minuto 20 debido a los apagones de luz provocados por la lluvia. El marcador mostraba un 2-0 a favor del Nástic, goles conseguidos por Deus y Pinilla.
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