El Ayuntamiento y Renfe discrepan sobre la estación del AVE en Lleida

La llegada del tren de alta velocidad (AVE) a Lleida, prevista para finales del año 2002, no logra conciliar los intereses de la empresa estatal Gestora de Infraestructuras Ferroviarias (GIF), responsable de la construcción de la línea, y del Ayuntamiento de Lleida, que quiere aprovechar el paso del tren para diseñar una ciudad más moderna y sin barreras que hipotequen su expansión urbanística. En la primera reunión celebrada el jueves entre técnicos municipales y de Renfe para estudiar la viabilidad y financiación de las mejoras que reclama el consistorio, asomaron las primeras diferencias, principalmente sobre las reformas que necesitará la estación, que será utilizada por tres millones de usuarios al año, ocho veces más que ahora.

Los técnicos coinciden en señalar que la llegada del AVE modificará la fisonomía inmobiliaria en toda el área colindante a la estación. El Plan General Municipal (PGM) prevé la recalificación de los terrenos de Renfe, que piensa destinar las plusvalías que obtenga con su venta a pagar las obras de mejora que exige el consistorio leridano, básicamente el cubrimiento de algunos tramos urbanos de la vía y la reforma de la zona de la estación, donde se construirán viviendas, centros comerciales y zonas de estacionamiento para vehículos.

El proyecto de Fomento contempla que haya un solo acceso a la estación, igual que ahora, lo cual podría ocasionar colapsos considerables con el aumento de usuarios. El consistorio considera imprescindibles dos entradas, una por la Rambla de Ferran y otra por la calle de Roger de Llúria, en el barrio de Pardinyes. El alcalde de Lleida, el socialista Antoni Siurana, quiere que la nueva estación sea un centro neurálgico de la ciudad y un factor de dinamismo.