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EE UU pide a Siria y Líbano información sobre actos terroristas

Críticas al doble rasero de Washington

Ramón Lobo

Estados Unidos ha pedido a Líbano y Siria, entre otros, la máxima cooperación en el intercambio de información sobre actividades terroristas en Oriente Próximo. En una reunión celebrada el viernes en Washington, el subsecretario del Departamento de Estado, William Burns, demandó a los embajadores árabes la entrega de datos concretos. En el caso de Líbano, todo lo relacionado con dos ataques terroristas a objetivos norteamericanos.

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A pesar de la condena unánime de los Gobiernos de la zona (excepto el de Sadam Husein) a los atentados de Nueva York y Washington, comienzan a surgir síntomas inequívocos de un choque de intereses. Y esto, a juicio de algunos analistas locales, puede mermar el apoyo moral y político de una eventual represalia militar. Es también la tesis del ministro de Información y Turismo libanés, Ghazi Aridi, que ayer advirtió de que el doble rasero de la política exterior norteamericana, cuando se trata de árabes o de israelíes, afectará al respaldo contra el terrorismo.

En la reunión celebrada en Washington, EE UU exigió a los Gobiernos árabes la renuncia al lenguaje equívoco, es decir, a establecer diferencias entre los grupos terroristas que operan en Oriente Próximo y los llamados movimientos de liberación. Burns advirtió de que el proceso de paz en la zona depende mucho de los esfuerzos de estos países en la persecución de actividades terroristas. Estados Unidos, según la prensa beirutí, presentó a Líbano una lista de los atentados antiamericanos de los últimos años sobre los que desea obtener datos precisos. Washington quiere disponer de todas las informaciones relevantes sobre actividades de grupos antioccidentales.

Entre esas acciones destacan cinco en el caso libanés. El asesinato del embajador de EE UU Francis Meloy (1976), ataques con explosivos contra la legación norteamericana en Beirut y el cuartel general de los marines (1983), el secuestro de un avión de la TWA (1985) y la toma de rehenes occidentales en los años ochenta.

Esa lista secreta incluye, según ha podido saber EL PAÍS, varios nombres de personas, pero no plazos, para las que EE UU exige su detención y posterior entrega. Se trata de Imad Mognxia y Hassan Ez al Deen, presuntamente implicados en los atentados de 1983. En la lista también podrían encontrarse los líderes de los grupos palestinos más radicales (Hamás y Yihad Islámica) en Líbano, así como algunos militantes de Hezbolá, el Partido de Dios, vinculados a los secuestros en Beirut.

'No tiene sentido alguno reabrir ese negro capítulo de nuestra historia', asegura una alta fuente del espionaje libanés que cita el diario local The Daily Star. 'Lo que sucedió en el pasado fue posible porque se erosionó la autoridad del Gobierno y Líbano explotó en un conflicto con numerosas facciones', añade. 'Cualquier intento por volver atrás tendrá una influencia negativa en nuestra nación'.

El presidente libanés, Camile Lahoud, cristiano maronita, aseguró en una evidente reacción a la solicitud estadounidense del viernes que es preciso establecer 'una diferencia' entre terrorismo y el derecho de los pueblos a defenderse de una ocupación. Según los analistas libaneses, estas palabras se refieren a Hezbolá, grupo libanés shií apoyado por Irán, más que a los movimientos palestinos de Hamás y Yihad Islámica. Lahou fue más lejos al acusar al Gobierno de Israel de practicar 'políticas terroristas'. Para el presidente libanés, la actitud de Ariel Sharon 'constituye una escuela de terrorismo que empuja al mundo a una dinámica de ataques y contraataques'. Tanto Lahoud como su primer ministro, el suní Rafik Hariri, esperan que Europa ejerza un papel más activo en la región.

Un avión militar norteamericano despega de la base de Adana, en el sur de Turquía.
Un avión militar norteamericano despega de la base de Adana, en el sur de Turquía.ASSOCIATED PRESS

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