Graham Vick abre la temporada del Real con su 'Rigoletto' teatral
El director contrapone el bien y el mal con la belleza y la fealdad en la obra de Verdi
El director de escena Graham Vick llega a España con su fama de <hooligan airado. Contesta con determinación y valoraciones tipo 'no volveré a responder preguntas tan estúpidas'. Quizá lo haga por mimetismo con el Rigoletto que dirige para abrir la temporada del Teatro Real, con el barítono malagueño Carlos Álvarez como protagonista. Será el próximo 1 de octubre.
Graham Vick se ha inspirado en los aires del siglo XVI para recrear un drama que no tiene tiempo y que es eterno, aunque Verdi lo situara en el XIX. He ahí su principal dificultad. 'Rigoletto es una de las cinco óperas más importantes de la historia y ése es su mayor peligro', asegura Vick. Él lo ha hecho tres veces. Y ahora, aparte de comprenderlo mejor, porque, según él, entiende 'mejor la naturaleza humana', ha encontrado un aliciente en volver a montarlo con un debutante en el papel: Carlos Álvarez, el barítono español de 33 años que se enfrenta a uno de los momentos clave de su carrera. 'Carlos me ayuda a verlo con nuevos ojos. Es muy entusiasta y alguien que trabaja para buscar el corazón de las cosas', afirma el director de Liverpool.
Ésa es una de las claves en su visión: la búsqueda y la profundidad dramática, teatral y directa de la obra. 'Los ropajes, los decorados, no son tan importantes', asegura. Pero las apariencias, parece que sí, porque Vick rechazó al tenor venezolano Aquiles Machado por su físico para el papel de duque de Mantua. 'Ésta es una historia de alguien que triunfa y lo tiene todo, y vive feliz para siempre, como el duque, y alguien que no tiene casi nada y pierde lo único que le importa', afirma. 'Rechacé a Aquiles porque el duque tiene que ser como Apolo, un triunfador. Lo único que no haría nunca es elegir a alguien que no lo cante bien. Y, como Giuseppe Sabatini es un gran tenor, no hay problema'.
Eso, con permiso del público madrileño -'una incógnita para mí', dice Vick-, que estaba expectante ante el regreso de Machado al Teatro Real después de su triunfo con La bohème hace tres años. 'Monto obras para ser fiel al libretista y al compositor, no para complacer al público', asegura tajante ante una pregunta que considera 'una falta de respeto'. Luego, Vick recula y templa el ánimo por si las moscas: 'Tengo 47 años y no me gusta que me abucheen. Nada me gustaría más que agradar a la gente con mi trabajo'.
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