_
_
_
_
Reportaje:

La tele de los simios

Los chimpacés de Valencia se distraen viendo documentales en un monitor colocado en su jaula

Los simios, y más concretamente los chimpancés, suelen repetir muchas actitudes y comportamientos si se les enseña con un poco de paciencia y constancia. Al menos, ésa era una de las intenciones del zoo de Valencia cuando decidió poner una televisión en la jaula de la familia de Pascualín.

Realmente son la atracción del parque. A pesar de que grandes carteles reclamen la atención de los niños con el lema, Los parisinos Nevado y Chaka quieren conocerte, visítalos, y muestren una gran fotografía de un precioso tigre albino, no hay más que darse una vuelta para observar que los chavales donde más se divierten es viendo a la familia de simios.

Sí, los tigres están ahí. Son preciosos, pero tranquilos. Hace calor y sestean sobre una rama haciendo caso omiso a los gritos y movimientos de los visitantes.

Repartidos por el centro del parque también hay llamativas aves. Gansos, ocas, loros y dos parejas de papagayos que no paran de hablar en un lenguaje ininteligible. Están concentrados en la discusión mientras una elegante garza les observa como si entendiera de qué va la cosa.

Desde el centro del jardín, llaman la atención unos gritos mucho más agudos. Unas enormes mamparas ocultan lo que hay detrás. Los niños se agolpan alrededor de una gran cristalera. En su interior se encuentra toda una familia de chimpancés.

Los padres se llaman Miranda y Coco, y viven con sus tres hijos, Chispita, Kate y el pequeño Pascualín. Coco es el más tranquilo. Se dedica a comer del nido de termitas que tienen instalado. Utiliza un fino palo para introducirlo por los pequeños agujeros y sacarlo repleto de insectos que chupa con fruición.

La madre, Miranda, ya ha comido y Pascualín se le acerca para limpiarle los restos de comida que le quedan en los labios. Los hermanos mayores se pasean y se cuelgan por la jaula, pero no se mueven tanto como el pequeño.

Los niños se los comen con la mirada. Están entusiasmados contemplando los graciosos movimientos y la destreza con que el más joven recorre la jaula. Parece un autentico saltimbanqui.

Uno de los chavales, que va de listillo con gafitas incluidas, explica levantando la voz: 'Mira mamá, la tele. Nos lo dijo nuestro profesor, Don Alejandro. Nos contó que les habían comprado una y que les ponían El Rey León. Pero no son dibujos animados lo que suelen ver los animales.

Miran documentales de naturaleza. 'En cuanto se pone en marcha', explica una de las jóvenes que está al cuidado del zoo, 'el pequeño se entusiasma. Se acerca a mirarla. Esta encantado. Suelen ver un documental por la mañana y otro por la tarde. Pero eso depende', sigue diciendo la chica, 'porque si vemos que están haciendo la siesta, o están entretenidos, los dejamos tranquilos'.

Pero ¿es cierto que puede ser útil para que aprendan algunos comportamientos? Ella sonríe y responde: 'Bueno, es posible que aún sea pronto para saberlo porque sólo hace unos meses que tienen la tele. Creo que la forma de comer las termitas no lo han aprendido con los videos, sino que es algo innato. Pero también intentamos que los animales no se aburran. Ya que tienen que estar aquí debemos hacerles la vida agradable. Les vamos dando juguetes nuevos para entretenerlos. Tienen pelotas, otras veces les dejamos unos peluches...'.

Quizá en el zoo de Valencia aún no ha tenido efecto, pero aunque parezca increíble, no es ningún experimento baladí. En un documental de televisión, unos científicos trabajaban la capacidad de mimetismo de los simios. Durante mucho tiempo estuvieron grabando las reacciones de una pareja de chimpancés y observaron como habían llegado a aprender a expresarse con las manos al observar por la pequeña pantalla el lenguaje de los signos.

Y más todavía. Como los dos simios no se entendían como pareja, los expertos decidieron buscarle un novio a la hembra. Grabaron a algunos chimpancés en edad de merecer y se los mostraron para que escogiera. La mona reaccionaba gritando y tapándose los ojos cuando no le gustaban, pero se amorró a la pantalla y comenzó a darle besos en cuanto vio al simio de su vida. Es posible que Pacualín acabe encontrando novia por Internet. Nunca se sabe.

Un televisor en la jaula de los chimpancés en el zoo de Valencia.
Un televisor en la jaula de los chimpancés en el zoo de Valencia.JOSÉ JORDÁN

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_