_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En 24 horas

Retrasar un día el debate sobre política general en las Cortes Valencianas, como acaba de ocurrir, es un gesto claro y obligado para mostrar respeto y consideración hacia las víctimas de la tragedia norteamericana. La prolongación de ese retraso no añadiría nada al gesto, salvo quizás un toque innecesario de histrionismo. Es más importante mostrar serenidad y seguir trabajando como siempre.

Sin embargo, veinticuatro horas son completamente insuficientes para sacar consecuencias de lo ocurrido y anticipar repercusiones sobre nuestro entorno social y político, a pesar del fogonazo de pensamiento instantáneo que acaban de producir los medios de comunicación de todo el mundo. Por eso resultan completamente prematuros todos los análisis tanto de la tragedia como del debate, y tenemos que limitarnos a recoger las pistas y describir los síntomas.

A pesar de la retórica de algunas líneas, nadie tuvo tiempo para cambiar el discurso que tenía preparado. Así que se habló según lo previsto. Como de costumbre, y lo afirmo ya sin miramiento alguno, el presidente Zaplana no tuvo adversarios en cuanto a formas y maneras parlamentarias, en la elaboración del discurso y en su defensa del mismo. En parte puede ser mérito propio, que sin sudar lo tiene, pero la mayor parte se lo debe a la debilidad de sus oponentes que no cultivan la imagen, no se esmeran con la palabra y son muy pobres en los contenidos.

La estrategia fue la acostumbrada, al margen del tiempo empleado. En este caso, un poco más de la mitad dedicado al aburrido balance de lo ya hecho, de la gestión realizada, del autobombo preparando la pista de despegue. Después, ya en pleno vuelo, comienza el entretenimiento. Novedades, golosinas, películas y distracciones varias. Seamos serios, así nació -o al menos se dio a conocer- la Acadèmia Valenciana de la Llengua, y ahí está. Es cierto y hay más ejemplos, pero no puede uno quitarse de encima la sensación de fuegos artificiales. Si consiguiera evitar esa sensación en los demás, esa sospecha de que tampoco él se lo cree, lo tendría casi todo en cuanto a formas políticas.

En esta ocasión nos hemos enterado, con veinticuatro horas de retraso, que piensa reformar la estructura de su gobierno. Principalmente, aunque no sólo, por la creación de una consejería de innovación y competitividad. Hay que esperar que no sea ese el nombre definitivo, porque sería como confundir Internet con el silbato de una fábrica. En cualquier caso, reformar la estructura casi siempre lleva implícito modificar también la composición del gobierno.

Si todo esto significa que Zaplana quiere de verdad renovar estructuras, formar un equipo con nueva gente, más joven y sensible a los problemas actuales, y con mayor agilidad para reaccionar a las crisis inauguradas hace veinticuatro horas, vale la pena haber esperado y soportado un debate que se quedó en discurso. Si es simple entretenimiento para dejar pasar el tiempo, entretener a unos y otros hasta llegar a las elecciones, entonces le deseo suerte porque la va a necesitar. Y lo que es peor, la vamos a necesitar todos.

En un sólo día, tan sólo veinticuatro horas y casi sin cambiar una línea, lo que eran simples palabras se convirtió en realidad. Hasta es posible que él mismo esté sorprendido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_