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EE UU sólo permitirá vuelos de líneas aéreas norteamericanas

Duras normas para reabrir el espacio aéreo

Mientras la IATA calculaba que las pérdidas de la aviación comercial alcanzarán el récord de 1,8 billones de pesetas en 2001 tras la destrucción de los cuatro aviones secuestrados el martes, el Departamento de Transportes de Estados Unidos ordenó la reapertura, con limitaciones, del tráfico aéreo comercial y de carga a las cinco de la tarde hora peninsular española. La reanudación de los vuelos, anunciada en televisión por el secretario de Trasportes, Norman Mineta, será paulatina y difícil pues está sujeta a nuevas, y más rigurosas, medidas de seguridad, que incluyen la prohibición de cualquier objeto cortante. Sólo las compañías estadounidenses podrán volar.

Norman Mineta pidió a los usuarios que sean 'extrapacientes' con estas medidas de 'extraseguridad', y cifró en 'semanas o meses' el tiempo que hará falta para 'poner la seguridad en su sitio'. 'Pero no permitiremos al enemigo ganar la guerra de nuestra libertad y nuestra movilidad', agregó el secretario de Transportes del Gobierno Bush.

La reapertura del espacio aéreo se condiciona a las nuevas medidas de seguridad que deberán cumplir las terminales y los viajeros. Las normas fueron hechas públicas ayer por la Administración Federal de Aviación (FAA), después de sendas reuniones celebradas en Nueva York, el martes y el míercoles, con funcionarios de Transportes y ejecutivos de las principales líneas aéreas del país.

Entre ellas destaca la prohibición absoluta de llevar objetos cortantes en los aviones (hasta ahora estaban permitidos siempre que el filo no superara los 10 centímetros), ya sean de metal, plástico o de cualquier otro material.

Pero, desde ahora, además, los cuchillos no podrán ser usados ni vendidos en ningún recinto o tienda de los aeropuertos, y eso incluye, específicamente, cafeterías y restaurantes.

La eliminación de la facturación de equipajes fuera del aeropuerto (muy habitual en Norteamérica), la prohibición de entrar el registro de los aviones por agentes de seguridad antes de que suban a bordo los pasajeros, la supresión del correo y la carga en los vuelos comerciales (para reducir el riesgo de posibles bombas) y el control de los coches abandonados a 100 metros o menos de las terminales son las otras medidas nuevas.

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La aplicación de todas estas reglas producirá inmensos retrasos en los vuelos, admitió el secretario de Transportes, pero aun así han sido consideradas insuficientes por el lobby aeronáutico. La Asociación de Transporte Aéreo sugiere que hace falta, además, nacionalizar el control de pasajeros y resucitar el programa Sheriffs del Cielo, que planeaba colocar guardias armados y de incógnito en algunos vuelos.

Funcionarios federales han criticado desde hace tiempo la eficacia de los puestos de control en muchos de los más importantes aeropuertos del país, que habitualmente funcionan con trabajadores subcontratados por las aerolíneas.

Esa preocupación fue a más en mayo de 2000, cuando Argenbright Holdings Ltd., la compañía encargada del control de pasajeros en muchos aeropuertos grandes de EE UU, fue encontrada culpable de diversos cargos de fraude federal derivados de la contratación de 1.300 guardas de seguridad sin experiencia ni formación para el Aeropuerto Internacional de Filadelfia. Docenas de aquellos empleados tenían, según se supo luego, antecedentes penales.

Argenbright, que sigue enfrascada en ese proceso, reconoció el miércoles que fue ella quien controló el martes a los pasajeros de los vuelos de American Airlines en Dulles (Washington) y los de United Airlines en Newark. Un avión de American procedente de Dulles y otro de United que salió de Newark, además de los dos que partían de Boston, fueron secuestrados. 'No podemos hacer comentarios sobre esos trágicos sucesos', dijo ayer la directora de marketing de Argenbright.

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