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El día más largo de George W. Bush

El presidente de Estados Unidos aterrizó en tres Estados antes de volver a la Casa Blanca

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, admitió el martes sentir una 'calmada, pero obstinada cólera'. 'Estos asesinatos masivos tenían por finalidad aterrorizar a nuestra nación, pero han fracasado'. Con esas palabras, el presidente se dirigió a la nación a las 20.30, hora de Washington (2.30, hora peninsular española). Era el final de un largo día en el que Bush saltó con el Air Force One de Florida a Nebraska pasando por Luisiana. Desde las nueve de la mañana hasta su alocución de la tarde, Bush habló otras dos veces al país. Se temía por su seguridad y por eso pasaron varias horas hasta que recaló en la Casa Blanca. Desde allí aseguró: 'Ninguno de nosotros olvidará jamás este día'.

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Desde el santuario de la Casa Blanca, el mensaje dirigido a la nación realizado por el presidente remataba un día que marcaba un antes y un después para Bush y para la seguridad nacional del país. El presidente supo de los ataques cuando visitaba una escuela en Florida. Inmediatamente, escoltado por aviones de combate, el Air Force One empezaba una serie de recorridos por todo el país que tuvieron su final en Washington, en la Casa Blanca. Antes pasaría por instalaciones militares de Luisiana y Nebraska.

En la mañana del martes, tras conocerse la magnitud de los atentados y la posibilidad de que Camp David fuese atacado, los responsables de la seguridad nacional del país temieron un ataque a gran escala y llegaron a considerar que Bush pudiera ser un objetivo de los terroristas. Incluso hubo un momento en el que los máximos responsables de seguridad consideraron la posibilidad de mantener al presidente en un búnker durante toda la noche en el Comando Estratégico, cerca de Omaha, y donde reside el control del arsenal nuclear.

En lo que ha supuesto la mayor prueba a la que se ha enfrentado la presidencia de Bush, la Administración se ciñó al plan que ha guiado sus primeros ocho meses de Gobierno y que con anterioridad definió su campaña: contención y autocontrol.

Las apariciones de Bush en público o en videoconferencia fueron mínimas durante todo el día. Su Gabinete, intentando obtener la fotografía completa de qué es lo que estaba sucediendo, escamoteó información al público. A pesar de que a primera hora se decía que Bush no veía el momento de volver a la Casa Blanca para dar una imagen de estabilidad, el presidente gastó la mayor parte del día volando de un lugar a otro, buscando un lugar seguro.

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Primera reunión

A las 13.37, Bush vuela desde Barksdale (Luisiana) a la base aérea de Offutt (Nebraska, centro del país), hogar del Comando Estratégico de Estados Unidos. Allí tuvo una reunión de 65 minutos con su equipo de seguridad nacional, incluido el vicepresidente Dick Cheney y la consejera Condoleezza Rice, quienes estaban refugiados bajo tierra en una habitación de la Casa Blanca dedicada a asuntos de urgencia, y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, quien planeaba la estrategia a seguir con los jefes militares del Pentágono, todavía en llamas tras el atentado terrorista.

Las primeras palabras del presidente sobre la tragedia llegaron en la escuela infantil de Sarasota (Florida), donde se encontraba en esos momentos, minutos después del atentado. Se dirigió a una sala privada donde habló por teléfono con Rice. En esos momentos parecía tratarse de un desgraciado accidente. A las 9.04 (15.04 hora peninsular española), mientras Bush conversaba con los alumnos, un hombre de su equipo le susurraba al oído que un segundo avión se había estrellado contra las Torres Gemelas de Nueva York. El sonriente semblante de Bush se volvió sombrío.

Palabras susurradas

Tras las palabras susurradas, el presidente parecía distraído y serio pero siguió escuchando a los escolares e incluso logró recuperar la sonrisa. No tardó en reunirse con sus consejeros y entró en la sala de conferencias del colegio para lo que tenía que haber sido un discurso sobre educación. Parecía conmocionado. Pero a las 9.30, en el momento de alcanzar el podio, había recuperado la compostura para informar de 'un aparente ataque terrorista en nuestro país'.

El ambiente a bordo del Air Force One cuando despegó de Sarasota a las 9.55 era tenso. A los ayudantes, tripulación y agentes del servicio secreto no se les dijo adónde se dirigían. Un avión de combate iba pegado al ala derecha del avión presidencial. El aparato subió hasta los 12.000 metros -aparentemente una altura suficientemente segura- y se ordenó no usar los teléfonos móviles para que no pudiera localizarse de ningún modo el avión. Bush contempló las imágenes del devastador ataque por televisión. Habló una vez con Rumsfeld. Y dos con Cheney. Dio autorización a los militares para elevar el estado de guerra a DefCon 3, siendo DefCon 5 el estado de guerra.

Cuando Bush aterrizó en la base aérea de Barksdale (Luisiana), el avión fue rodeado por personal de las fuerzas armadas en ropa de combate. Recibió más malas noticias. La supuesta bomba en el Departamento de Estado y el atentado de Pennsylvania. Seguía la confusión y había que discernir entre lo que era real y lo que no.

En la base de Barksdale, Bush elaboró un segundo discurso que fue retransmitido rápidamente. 'Se ha puesto a prueba la determinación de nuestra gran nación', dijo el mandatario. 'Pero que nadie se equivoque. Mostraremos al mundo que podemos pasar esta prueba. Que Dios os bendiga', finalizó Bush.

Laura Bush, la esposa del presidente, era llevada a toda velocidad desde el Capitolio, donde se encontraba, a un lugar seguro al lado de la Casa Blanca. La primera dama pudo hablar con su marido por teléfono, así como con sus hijas, que se encuentran en su segundo año de universidad.

Cuando despegó de Barksdale a la 13.37 rumbo a Nebraska se especuló con la idea de que se quedara allí, en la sede del Comando Estratégico. Pero finalmente se decidió que debía volver a Washington. El Air Force One voló a la base aérea de Andrews. De allí, un helicóptero trasladó al presidente de Estados Unidos al jardín de la Casa Blanca. Aterrizaba a las 6.58. A tiempo de preparar su discurso para las 20.30 (2.30 de la madrugada hora peninsular española).

George W. Bush habla por teléfono desde el avión presidencial.
George W. Bush habla por teléfono desde el avión presidencial.ASSOCIATED PRESS

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