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Decenas de turistas españoles escapan por minutos al ataque a las Torres Gemelas

Varios trabajadores españoles lograron huir de los pisos inferiores tras el siniestro

Nadie conocía ayer aún si había víctimas españolas. El consulado en Nueva York está constantemente en contacto con las autoridades locales para identificar cualquier turista o residente que podría estar entre los escombros. Muchos se convirtieron en testigos accidentales de las explosiones y describieron escenas de horror y de pánico. Un grupo de turistas que debía visitar las Torres Gemelas se salvó por los pelos. Otros esperan angustiados, en España, noticias de familiares o amigos con los que no han podido hablar debido al caos en las comunicaciones en Manhattan.

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'A la segunda explosión empezaron a evacuarnos. Había papeles por todas partes, los coches aparcados habían estallado. Y la torre se derrumbó. Vi una enorme nube de polvo gris y blanco que venía hacia mí. Se hizo de noche. No podía respirar, no veía nada. La gente empezó a correr, yo perdí los zapatos. Conseguimos llegar hasta el río, algunos se tiraron de puro pánico'. Luisa Cabello, una madrileña que trabaja en el World Financial Center, uno de los edificios adyacentes a las torres, lo vivió todo en directo.

'Éramos cientos en el embarcadero, todos cubiertos de blanco como si hubiera estallado un volcán. El aire empezó a despejarse, pero la otra torre se derrumbó y volvió a hacerse de noche. Un hombre, que estaba a mi lado, contó cómo consiguió escapar del piso 25 pisando trozos de cadáveres. En las escaleras se topó con los bomberos y los servicios de seguridad que luego fueron sepultados. Después de muchas horas, conseguí localizar a mi marido, que también había sido evacuado. No pudo entrar en el garaje donde teníamos el coche, el embarcadero 40, porque lo habían transformado en una gigantesca morgue'.

La espera y la angustia también se viven en España, donde familiares y amigos no han podido hablar con los suyos. Laura, en Madrid, teme que su ex novio, Charles, y su cuñado, Michael, ambos norteamericanos, que trabajaban en la torre sur, hayan muerto. Su hermana, Mari Paz, lo lleva peor. Está embarazada de cinco meses. 'Nos enteramos cuando estábamos en casa viendo los informativos. Son horas tremendas, de mucha tensión y mucho nerviosismo. No sabemos qué hacer salvo esperar. Me gustaría intentar ir pero no puedo dejar a mi hermana en este estado'.

El consulado en Nueva York está en contacto permanente con las autoridades locales para el caso de que se identifiquen españoles entre las víctimas. Además, personal del consulado de Bélgica, que ostenta en estos momentos la presidencia de la Unión Europea, está permanentemente en el hospital San Vincent, donde han llegado la mayoría de los heridos, para identificar posibles residentes o turistas de la Unión que hayan resultado afectados.

Las torres sólo empiezan a visitarse a partir de las nueve y media de la mañana, cuarenta minutos después de cuando se produjo el primer impacto. Eso salvó la vida a un grupo de 22 turistas españoles. 'El autobús que les había llevado hasta la parte baja de Manhattan los acababa de dejar', contó el cónsul en Nueva York, Emilio Cassinello. 'Al guía le pareció muy raro el humo que salía de las torres y pronto se vieron rodeados por la policía, que les ordenó evacuar la zona. Estuvieron cuatro horas andando. Dos de ellos llegaron al consulado con una felicidad nerviosa, diciéndonos que habían vuelto a vivir'.

Ninguna empresa española tenía su sede en el World Trade Center. Pero algunas compañías norteamericanas empleaban a españoles. Tres jóvenes que trabajaban en las oficinas de Morgan Stanley Dean Witter, el inquilino más veterano de las torres, consiguieron salvarse. Uno de ellos fue evacuado desde el piso 46 y tuvo tiempo de avisar a sus colegas para que no se acercaran a la zona.

El hijo de José María Aznar, del mismo nombre, es uno de los españoles que están de prácticas en un banco de Manhattan, que se encuentra lejos de la zona de impacto. Lleva allí más de un año. Fue rápidamente localizado por las autoridades consulares para comprobar que se encontraba bien.

Camillas preparadas para el traslado de los heridos en la puerta de urgencias del hospital Beth Israel.
Camillas preparadas para el traslado de los heridos en la puerta de urgencias del hospital Beth Israel.ASSOCIATED PRESS

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