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Reportaje:

Del antifranquismo a la antiglobalización

El PCE celebra la 25ª edición de su fiesta pendiente de los ecos de las movilizaciones de Génova

Carlos E. Cué

Hace ya tiempo que los comunistas no arrastran masas en España. Pero, una vez al año, en Madrid, consiguen reunir a decenas de miles de personas en un acto oficial del que antes era el partido, a secas: es la fiesta del PCE, que este año cumple su 25ª edición. Muchas cosas han pasado desde que, el 16 de junio de 1977, muy poco después de la legalización, 300.000 personas llegaron a Torrelodones (Madrid) en medio de una intensa lluvia para celebrar que, casi 40 años después de que comenzara la Guerra Civil, ser comunista en España ya no estaba prohibido.

Desde entonces, el PCE no ha hecho más que perder adeptos, pero hay un acontecimiento que, según reconocen todos sus dirigentes actuales, pone de actualidad su mensaje: la resaca de las manifestaciones antiglobalización de Génova, aún reciente, se ha convertido en una de las obsesiones de los comunistas españoles y, en general, de la coalición que dominan, Izquierda Unida.

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De hecho, el acto que se ha convertido en el más atractivo de esta 25ª fiesta del PCE -han pasado 24 años, pero en 1977 hubo dos celebraciones- es un debate sobre la globalización en el que participarán Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, y Manuel Vázquez Montalbán, periodista y escritor. Ramonet es además un personaje fundamental dentro de la lucha antiglobalización, ya que es un destacado dirigente de Attac, una de las organizaciones más activas en ese magma que se pudo ver en Génova, que preconiza la imposición de la Tasa Tobin, un impuesto sobre los movimientos de capital especulativos. Attac pretende que los ingresos de ese impuesto vayan a los países del tercer mundo. El debate será mañana, día en que comienza la fiesta, a las 19.30.

Éste será precisamente uno de los ejes centrales de la política de la izquierda en los próximos años, según el secretario general, Francisco Frutos: cómo llevar hacia los partidos tradicionales, como el PCE, a esas decenas de miles de jóvenes dispuestos a atravesar miles de kilómetros en autobús para manifestarse a favor de los países más pobres.

La fiesta del PCE, donde se espera que acudan entre 30.000 y 40.000 personas, la mayoría jóvenes para escuchar conciertos, será el escenario, o al menos así lo esperan sus organizadores, de un primer intento de atraer a esas personas hacia la lucha política organizada de forma clásica. 'Los grandes problemas de la gente siguen siendo los mismos, nuestro pensamiento es actual, sólo tenemos que darles una buena envoltura para que la gente lo entienda', explica Frutos.

De esta manera, los comunistas españoles, en 24 años, han transformado su objetivo radicalmente: de la lucha contra el franquismo, radicada fundamentalmente en España, que centraba sus ansias en 1977, han pasado a una batalla mucho más difusa e internacional contra aspectos concretos de la globalización.

Ya no habrá, como en 1977, demostraciones de fuerza como la llegada en helicóptero del entonces líder, Santiago Carrillo, que optó por esa fórmula después de que la afluencia masiva de público bloqueara las carreteras de acceso a la fiesta.

Los comunistas, además, han perdido tanta fuerza en las últimas elecciones -la mitad de sus votantes abandonaron IU en el año 2000- que tampoco pueden contar con la fuerza desestabilizadora del discurso de Julio Anguita en 1996, cuando amenazó con abandonar el pacto constitucional y recuperó la tradicional reivindicación de los comunistas: que se acabe la monarquía y vuelva la república a España.

Además de las movilizaciones de Génova, hay otro elemento que recientemente ha hecho crecer la moral de los comunistas: la batalla victoriosa de los empleados de Sintel, que tras seis meses de acampada en el madrileño paseo de la Castellana han conseguido doblegar al Gobierno. De hecho, esta lucha será otro de los ejes de la fiesta, con una exposición de fotos que inaugurará José María Fidalgo, secretario general de CC OO, una forma de demostrar que las relaciones entre el partido y el sindicato, casi rotas en los últimos años, se están recomponiendo.

También habrá una jornada dedicada a la revolución cubana, verdadero mito del PCE recordado en todas las fiestas, donde el pabellón del Partido Comunista Cubano es casi siempre el más visitado.

También se celebrará un homenaje a Francisco Rabal, con un vídeo que prepara su hijo, y otro al humorista Andrés Vázquez de Sola, al que acudirán muchos de sus compañeros. La fiesta, que empieza mañana y dura hasta el domingo, contará también con los habituales conciertos. Este año estarán, entre otros, Reincidentes, Mago de Oz, Los Secretos, la Vargas Blues Band y M-Clan. Un bono para los tres días cuesta 1.900 pesetas.

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