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Un ojo en la feria y otro en la base

Los vecinos de Morón inician sus fiestas poco preocupados por las consecuencias que tendrá la crisis para ellos

El único cine de Morón de la Frontera, el Joven, programa esta semana la película Pearl Harbor. El dato podría ser un símbolo de la alarma con la que viven los atentados terroristas contra EE UU los vecinos de esta localidad sevillana, en cuyo término municipal está la base aérea de uso conjunto hispano-estadounidense. Sin embargo, los moroneros no padecen ni mucho menos la psicosis colectiva que sufrieron los hawaianos en la Segunda Guerra Mundial, tras el ataque japonés que provocó la entrada de su país en el conflicto.

Los vecinos de Morón estaban ayer preocupados por el inicio de su feria, que durará hasta el domingo; por la prueba del alumbrado del recinto ferial, prevista para anoche; y por los últimos detalles del montaje de sus casetas. En segundo plano, rascando un poco en sus primeros comentarios, aparecía la preocupación por las consecuencias que en su relación diaria con la base militar pudieran tener los trágicos acontecimientos de la jornada anterior en Nueva York y Washington, unos hechos que, con feria o sin ella de por medio, habían monopolizado las conversaciones y tertulias durante toda la mañana.

Tres jóvenes parejas que tomaban café a primera hora de la tarde en el bar Deportivo eran perfecto ejemplo del sentir del pueblo. En su charla, comentaban las portadas de los periódicos y los titulares de los informativos de radio y televisión pero, preguntados por las consecuencias para Morón de lo ocurrido, contestaban con resolución: 'ya habrá tiempo de pensar en la base después de la feria'.

El alcalde de la localidad, el socialista José Párraga, definió la situación como de 'relativa calma'. 'El ambiente de la feria solapa un poco los hechos, pero hay muchos moroneros que trabajan en la base y está latente el miedo a que ésta sea objeto de un ataque o a que sea centro de operaciones de una posible acción de represalia', explicó. Los empleados civiles de la instalación aérea, que ayer no acudieron a trabajar por orden expresa del mando militar, fueron convocados para volver hoy a sus puestos.

El Ayuntamiento descartó la posibilidad de suspender la feria tras lo sucedido en Estados Unidos, aunque el alcalde mostró sus condolencias al personal norteamericano de la base en un comunicado oficial y hoy se celebrará un pleno extraordinario en el que todos los grupos municipales mostrarán su repulsa por los hechos.

Relación cordial y amistosa

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Párraga afirmó que la relación que existe entre los americanos de la base y los moroneros es muy estrecha. 'Ellos no viven aquí pero vienen por aquí a comer, a comprar o a pasar sus ratos de ocio. Hay una relación cordial, amistosa, sin problemas. Son muchas las mujeres del pueblo casadas con militares estadounidenses', dijo.

El mayor temor de los vecinos es que se repita la situación que ya vivieron en 1991, cuando la base de Morón se convirtió en punto de partida de los bombarderos B-52 que combatían en la Guerra del Golfo. Curiosamente, entonces se celebró otro pleno extraordinario, aunque en aquella ocasión fue para condenar la participación estadounidense en el conflicto. Un miedo que comparten en el cercano pueblo de El Coronil, cuyo alcalde, Diego Cañamero, de Izquierda Unida, expresó ayer su 'temor por la seguridad' de los cien vecinos que trabajan en la base. El alcalde cuestionó la situación de las bases estadounidenses en Andalucía, en Morón y Rota, una vez que 'el sistema de seguridad del país más poderoso del mundo ha sido vulnerado'.

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