Las sesiones más cortas
La Muestra de Cortometrajes al Aire Libre congrega en su primera noche, en el CCCB, a unas 4.000 personas
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) se transforma durante esta semana en un antiguo cine de verano, pero proyectando en sus pantallas lo más innovador de la producción cinamatográfica. Hasta el próximo domingo se podrán ver en distintos espacios del CCCB alrededor de un centenar de cortometrajes dentro de la cuarta edición de la Muestra Europea de Cortometrajes al Aire Libre (Mecal Dosmiluno). La iniciativa espera recibir durante la semana en que se celebra más de 50.000 visitantes.
El Pati de les Dones del CCCB daba la bienvenida el lunes por la noche al festival de cortometrajes. La penumbra complicaba la posibilidad de encontrar un asiento para contemplar la selección de cortometrajes, pero la principal dificultad para hallar una silla vacía estribaba en que las cuatro zonas donde cada noche se proyectan las películas estaban completamente llenas. Alrededor de 4.000 personas asistieron a la primera jornada de Mecal. Esto llevaba a su director, Roberto Barrueco, a evaluar como 'éxito' la cuarta edición tan sólo dos horas después de su inauguración. El elevado número de asistentes demuestra, según Barrueco, que el cortometraje es un formato de moda y que el joven se ha convertido en su público natural 'porque es el cine que más se acerca a su manera de ver, sentir y vivir'.
Los tropiezos eran continuos en el pati Joan Corominas. Los que se dirigían a otras zonas acababan pisando en medio de la oscuridad a los que, desde el suelo, contemplaban los cortometrajes en una gran pantalla que bailaba al ritmo que le imponía la brisa de las primeras horas de la noche. Mientras parte de los asistentes veían tumbados en hamacas el corto francés Les inévitables, el fotomatón de la exposición Skin strip -que sirve para fotografiar parte del cuerpo desnudo- no paraba de funcionar. Los jóvenes se habían adueñado del CCCB en una noche en la que lo importante era el cine y no las sesiones de música electrónica que, de forma paralela, se desarrollaban en el vestíbulo.
Barrueco se mostraba convencido de que el cortometraje ha dejado de ser 'una carta de presentación de nuevos realizadores y se está consolidado como género con personalidad'. El director del festival cree que ha llegado el momento de apostar por las sesiones de cortometrajes en salas comerciales, 'ya que existe un mercado habituado a ver este tipo de historias'. Mecal es un auténtico maratón de cine. Durante la primera jornada se sucedían en las cuatro pantallas tétricas animaciones de plastilina realizadas en Australia, imágenes eróticas procedentes del Reino Unido, suspense francés y castiza comedia española. Un cine 'más innovador y con otros criterios estéticos' que se pasa hasta el domingo en el CCCB.
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