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Entrevista:ALEJANDRO ZUGAZA | AGENTE LITERARIO

'La de agente es una profesión de mujeres porque se trabaja duro'

PERFILPERFIL

Alejandro Zugaza nació en Durango el 23 de abril de 1967 y ya no pudo evitar dedicarse a los libros. Hijo del editor Leopoldo Zugaza y hermano de Miguel, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, es agente literario de un selecto puñado de autores vascos. Su gran baza, Bernardo Atxaga.

Alejandro Zugaza Miranda tiene un caracter amable y acogedor. Quizá sea eso lo que aprecian en él los autores que representa, lo mismo que él destaca en ellos. 'No me interesa ser el agente literario de un gran número de creadores. Me basta con los que tengo, porque para mí es fundamental que la relación entre ellos y de ellos conmigo sea buena y cercana', dice Zugaza, quien se ha centrado en representar a autores vascos. El primero, Bernardo Atxaga. Después se han ido incorporando a sus cuidados Anjel Lertxundi; dos autores para el público infantil, Harkaitz Cano y Patxi Zubizarreta; uno de juvenil, José Mari Iturralde, y dos ilustradores, Mikel Valverde y Jokin Mitxelena.

Pregunta. ¿Qué hace un hombre en un mundo, el de los agentes literarios, dominado por mujeres?

Respuesta. La de agente literario es una profesión para mujeres, porque aquí se trabaja duro. Todas las agentes en España son fenómenas. Han ayudado a que el autor tenga una seguridad.

P. ¿Hay más hombres en esto?

R. Yo soy el único, o por lo menos lo era en julio. No sé si desde entonces... Hasta hace cinco años, no había ningún escritor vasco con agente. Hace cinco años se creó la agencia, Ikeder, y ahora estoy yo. En Euskadi no hay ni otro agente literario ni otra agencia literaria. Será que no es rentable.

P. ¿Cómo es su trabajo?

R. Yo hago de barrera, que no le llegue al editor el polvo que puede desprender un autor, ni a éste le pase lo que es industria.

P. ¿Qué tiene que agradecer al apellido Zugaza?

R. Lo que nos ha proporcionado nuestro padre es una educación en torno a la cultura. Siempre nos ha puesto la oferta cultural muy cerca, pero sin presionarnos. En la casa familiar de Durango teníamos una biblioteca enorme, a la que podíamos acceder sin problemas, tocar los libros y hasta destruirlos, para disgusto suyo, si así era como queríamos acercarnos a ellos. Él tenía una forma peculiar de hacernos amar la cultura.

P. ¿Y su madre qué pintaba en todo eso?

R. Mi madre comparte las mismas aficiones que aita. Hubiera sido imposible que él hubiera hecho todo lo que ha hecho en su vida sin el apoyo de ella.

P. ¿Cómo llegó a ser agente?

R. Yo estudié Periodismo. Me gustaba leer. Es lógico, tenía la materia prima en casa. Durante la carrera, dirigí una revista literaria y me permitió relacionarme con amigos de mi padre, que eran Bernardo Atxaga, Mikel Zarate, todos escritores. A Atxaga entonces no le llevaba nadie. Ni nadie le llevó hasta que no lo hice yo.

P. ¿Y cómo le convenció?

R. No fue difícil. Atxaga me conocía y me comentó que quería realizar una serie de recitales por los pueblos de Euskadi, pero no sabía cómo. Le dije que me dejara a mí, que yo me encargaba de todo y que él sólo tenía que poner la voz. Entonces nos dimos cuenta del lío que tenía, de la cantidad de gente que le reclamaba para esto y lo otro y le ofrecí la infraestructura que ya tenía en Ikeder. Coincidió con un momento en que a Atxaga ya le estaban hablando de que era importante tener un agente. No se puede ser creador, telefonista, saber de leyes...

P. Atxaga fue el primero. ¿Su nombre atrajo a los otros?

R. Ya llevábamos un tiempo con Atxaga cuando llegaron los demás y ya dábamos un servicio que ellos veían.

P. ¿Atxaga aún tiene una gran novela por escribir?

R. Ya está terminándola y saldrá en diciembre. Lleva cinco años con ella. Su título provisional es El hijo del acordeonista, pero aún puede modificarse.

P. ¿Piensa ampliar su nómina de autores?

R. Por ahora, no. Con los que tengo me basta. Prefiero pocos y bien cuidados.

P. ¿A quién le habría gustado representar?

R. A Saramago. Por su calidad como autor y como persona. Encaja muy bien su talante, su tranquilidad y su forma de pensar con mis autores. Sería un buen amigo en nuestro grupo.

P. ¿La gente le pide que le presente a los autores?

R. No tanto, pero sí me proponen las ideas más peregrinas con ellos, como hacer unas camisetas con la cara de Atxaga, por ejemplo. Me dicen 'sí, hombre, que se va a vender muy bien'.

P. ¿Es mejor tener un buen agente o escribir un buen libro?

R. Escribir un buen libro. Esto es una industria y si tengo un buen producto, se tiene que vender bien.

P. ¿Cómo ve el panorama literario en Euskadi?

R. Aquí todo tiene que ir siempre a mejor, porque hay una calidad muy superior a lo que se puede estar haciendo en otras comunidades. Lo que pasa es que no sabemos vendernos bien.

P. ¿Aconseja a sus autores no hablar de política en entrevistas?

R. Es difícil vivir en el País Vasco y dar un salto a la valla. Decir 'no, yo me dedico a las mariposas y de eso no hablo'. No se puede evitar que cada uno tenga sus ideas y que las exprese.

P. ¿Cuánto lee usted? ¿Sólo a sus autores?

R. Antes del verano hice un parón porque no paraba de leer originales de autores jóvenes y no había leído ni un sólo libro de lo que se había publicado últimamente y no estaba al tanto de lo que demandaba el mercado.

P. ¿No le tienta escribir?

R. Nada. Zapatero a tus zapatos.

P. ¿Qué se necesita para ser un buen agente, aparte de ser mujer, requisito que usted no cumple?

R. Sobre todo, honestidad.

Alejandro Zugaza posaba, la pasada semana, en la sede de su firma en Bilbao.
Alejandro Zugaza posaba, la pasada semana, en la sede de su firma en Bilbao.TXETXU BERRUEZO

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