Revulsivo cultural para Vitoria
A falta de medio año para su apertura, Artium ya convulsiona el ambiente artístico de la ciudad
Falta algo más de medio año para la inauguración de Artium, el Museo de Arte Contemporáneo de Vitoria, y la ciudad comienza a sentir las primeras oleadas del que será el principal acontecimiento artístico del nuevo curso. La puesta en marcha definitiva del proyecto Paisaje efímero, de intervención artística en los espacios urbanizados de la ciudad; la inauguración de la nueva galería Trasforma, en octubre, o la preparación de una colectiva de arte contemporáneo en la sala Amárica, prevista para comienzos de 2002, son algunos de estos apuntes.
Precisamente, este espacio era el único que mantenía de manera continua, desde hace 12 años, una programación dedicada a la creación contemporánea. Ahora, la Diputación foral prevé su cierre a medio plazo, ya que considera que con Artium se encontrará cubierto este apartado.
Su antiguo responsable, Daniel Castillejo (ahora en el equipo que dirige Artium), recuerda cómo desde que se planteó un Museo de Arte Contemporáneo se habló de la provisionalidad de Amárica. 'Es cierto que, sentimentalmente, me afecta el cierre, pero también que el nuevo museo recoge su espíritu y su programación. El futuro de Amárica pasa, entonces, por una nueva orientación'.
Castillejo avanza algunas posibilidades, como que se dedique a los artistas más jóvenes o que se convierta en sala temporal del recién remodelado Museo de Bellas Artes, o en un espacio de exposiciones institucional. Sólo ve un inconveniente: 'Es muy difícil definir la sala para artistas que comienzan, ya que tiene una gran superficie', precisa.
Nueva galería
Para estos nuevos creadores, de todos modos, no hay muchos lugares en Vitoria. La excepción es la galería Trayecto, que apuesta decididamente por la creación más arriesgada, como refleja su última propuesta, Liberalt? con la que viene reflexionando sobre la creación artística, la industria cultural y el patrimonio.
De momento, no hay visos de nuevos riesgos en este ámbito. La nueva sala de la empresa de gestión cultural Trasforma se dedicará a los ámbitos específicos de la arquitectura y la fotografía, además de la variedad del diseño que la responsable de la sala, Nekane Aramburu, denomina 'confluencia de proyectos espaciales'.
De momento, mantienen los proyectos. Ahora preparan La ciudad soñada, sobre arquitecturas imaginarias, y están a la espera de la inauguración de una exposición sobre diseño arquitectónico y un taller acerca de esta disciplina titulado Género y ciencia-ficción, dirigido por Ángel Borrego.
Lo que sí tiene claro Nekane Aramburu es que el Artium servirá 'para dar cohesión a las distintas iniciativas públicas y privadas, ya que nunca ha habido coordinación entre los pocos que hacían algo'. O, como apunta el artista Iñaki Larrimbe, miembro igualmente de la Asociación de Amigos del Museo de Bellas Artes y Artium, 'Vitoria es una ciudad que está muerta culturalmente, por lo que el Artium seguro que protagoniza su vida artística'.
Necesidad de ayuda externa
El director del Artium, Javier González de Durana, lo tiene claro: 'El nuevo museo va a necesitar que surjan instituciones externas para que se conviertan en los apoyos técnicos y colaboradores de las iniciativas que prepare Artium'. La presión, el ritmo y la intensidad de la programación que elabora el equipo que dirige González de Durana necesitará echar mano de ayuda externa. 'Y si no surge en Vitoria, tendremos que solicitar esos servicios en otros lugares'. A este impulso a la iniciativa privada relacionada con la cultura ('espero que colaboremos con las salas de exposiciones ya existentes y que se abran nuevos espacios porque lo exige la demanda ciudadana', comenta el director), se une la coordinación con las instituciones públicas que trabajan sobre el arte contemporáneo. Es el caso, por ejemplo, del Centro Cultural Montehermoso. 'No creo que se solape nuestra labor respectiva, sino que es necesaria la coordinación entre todos; debemos ser capaces de cubrir la demanda lógica de la ciudad', reflexiona quien era director de la sala Rekalde de Bilbao cuando se puso en marcha el Guggenheim. En aquel momento, el espacio de la Diputación se mantuvo con personalidad propia. Por eso, no cree que la sala Amárica deba cerrar, sino que quizás tenga que tomar una nueva orientación, que no tiene por qué ser la de la creación más joven, 'ya que Artium no se va a olvidar de los nuevos artistas'. 'Hemos diseñado unos espacios de riesgo con los que diremos a los jóvenes: 'Ahora tienes 400 metros cuadrados para hacer lo que quieras y que las galerías no te ofrecen', señala el responsable del nuevo museo.
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