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Orts ingenia una instalación en la que la danza produce la música

'Antropofonías' se inaugura dentro de la Bienal de Valencia

Ferran Bono

El movimiento de los bailarines y los cambios de luz producen música a través de artefactos sonoros que funcionan como hitos escultóricos. Esta combinación de múltiples elementos es el resultado de la singular instalación del artista valenciano, que ejerce también como ingeniero, José Antonio Orts, inaugurada ayer en el espacio de La Gallera dentro de la Bienal de Valencia. Antropofonías se articula a través de ingenios sonoros provistos de cédulas fotosensibles que captan la luz y los movimientos.

Orts ha concebido un espectáculo musical-coreográfico en el que el cuerpo humano se revela como origen del ritmo y la armonía, y sus gestos y movimientos, como origen a la vez de la danza y de la música, indica el texto explicativo del artista nacido en Meliana. Orts ha añadido a sus ya conocidas esculturas sonoras -el IVAM, entre otros museos, ha exhibido estas obras- una nueva dimensión coreográfica con el propósito de explorar nuevas posibilidades de expresión poética a través de la especial conjunción entre las artes plásticas y la música.

Son muchos los intentos de crear, de manera operativa, un mecanismo mediante el cual los bailarines puedan crear música con los movimientos de su cuerpo. Orts lo ha hecho con una simplicidad que permite la libre expresión corporal. 'Sin hilos y sin la aparatosidad de los ordenadores, con una escenografía con esculturas sonoras', apuntó el artista, que ha franqueado los obstáculos, la mayoría de veces insalvables, entre el artista y el ingeniero, plasmando él mismo sus ideas en artefactos que ha patentado.

En Antropofonías cualquier visitante de la instalación, que se clausurará el 20 de octubre, al igual que la Bienal, puede crear su propia obra musical paseando por las esculturas sonoras fotosensibles y modificando con sus movimientos la luz de la sala, lo que produce un efecto inmediato sobre los ingenios que los captan. De esta manera, el visitante se convierte en intérprete de la música, que surge inmediatamente gracias a la utilización de unos circuitos electrónicos sonoros y otros luminosos que captan las modificaciones de las condiciones del entorno.

Además, desde el jueves y hasta el sábado (a las 20.00), seis bailarines, coordinados por el Centre Coreogràfic de la Comunitat Valenciana, representarán las coreografías creadas para la ocasión. Los bailarines, portadores de un traje luminoso y otro sonoro fotosensibles, pueden establecer de esta manera un fructífero diálogo, un virtud del cual se pueden crear numerosas e innovadoras coreografías, al tiempo que se va componiendo la música.

Así pues, la instalación Antropofonías se puede presenciar de dos maneras: convirtiéndose el visitante en uno de los protagonistas u observando la coreografía diseñada ex profeso durante los días señalados.

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La sala de La Gallera (calle de Alauders, 7) contribuye al espectáculo con su singular arquitectura destinada originariamente a la celebración de peleas de gallos. Antropofonías es la última de las instalaciones inauguradas de la Bienal de Valencia.

José Antonio Orts, ayer, con uno de sus ingenios.
José Antonio Orts, ayer, con uno de sus ingenios.SANTIAGO CARREGUÍ

Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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