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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Toros en agosto

En agosto la España de pandereta se despabila para celebrar los festejos taurinos. El púrpura de la sangre, su olor, excita su adrenalina y justifican su crueldad proclamándola la fiesta nacional. Será la de ellos.

Mi pueblo, la Vilavella (Castellón), conocido por sus aguas termales y por su gran afición a las corridas de toro de calle, alardea del número de animales sacrificados en aras de la diversión y no sé a qué dios ofrendan tan bello animal. Mientras estos festejos se suceden, hay vecinos que no aplauden estos actos irracionales y son mal vistos por sus conciudadanos, aunque algunos tienen la mala suerte de vivir en la calle por la que pasa el toro: en ese caso, o huyes o tienes que soportar un encierro involuntario, escuchando los mugidos de desesperación del animal torturado, sobre todo cuando en el cenit de la bestialidad le colocan las bolas de fuego en su cornamenta y le caen al lomo, abrasándole; pero eso no tiene importancia; después de todo, el toro se ha criado para ese fin.

Dicen que sin el astado no hay fiesta que congregue a las masas, es la tradición, desaparecería la raza. Los tópicos de siempre. No sé qué anestesia llevan en el cuerpo que les hace confundir una salvajada con arte efímero; más que de arte se trata de una funesta performance: la transformación del hermoso bóvido acharolado degenerando en una masa sanguinolenta y abatida hasta que finaliza tras una horrorosa agonía. Si hablase, se preguntaría: ¿qué he hecho yo para merecer esto?

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Se vanaglorian del privilegio del morlaco: su crianza entre pastos, los más afortunados entre dehesas, piensos vitaminados... pero el fin que le depara es una ignominia, una vejación.

Si tanto ama el torero al toro, ¿cómo le inflige tantos castigos? ¿Acaso repetirían el mismo acto con los cuidados perros que poseen? Seguro que por ellos harían cualquier cosa. ¿Se los imaginan con un par de banderillas en el espinazo? ¿Es ésa la suerte de ser toro?

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