Asfixiante presión turca
España, derrotada en un partido contra corriente, disputa hoy a Israel el pase a los cuartos de final
España transmitió buenas sensaciones en un partido de corte dramático que perdió porque tuvo que remar contra corriente, contra la terrible pero consabida presión de Turquía cuando juega en su cancha y también contra algunos errores de bulto que lastraron sus posibilidades. Así, hoy tendrá que jugarse el pase a los cuartos de final ante Israel.
La intempestiva reacción de Javier Imbroda ante el signo arbitral, que adivinó nada más empezar -'no había visto nunca nada igual', declaró- y la tardanza en solucionar determinados desarreglos, como el marcaje a Kutluay, que firmó 35 puntos, acabaron haciendo inútil las brillantes fases de juego del equipo español.
Gasol, que anotó 21 puntos, capturó diez rebotes y puso cinco tapones, y Navarro, con 24 puntos, expresaron los mejores momentos de un equipo que se superó por momentos y que rozó la gesta de remontar por dos veces las tremendas desventajas que le acarrearon sus errores. Por 16 puntos llegó a perder en el primer cuarto y por 15 cuando empezó el último. Pero recortó por dos veces la distancia y estuvo por delante (75-76, a falta de tres minutos) en un final en el que la camisa no le llegaba al cuerpo al equipo turco, que se veía con un pie en la calle.
El partido estuvo muy condicionado por la victoria, poco antes, de Letonia sobre Eslovenia. Ese resultado inyectó el desasosiego en el equipo turco y condicionó también de manera importante al español. Una victoria daba el primer puesto del grupo a Turquía, pero una derrota la relegaba al cuarto lugar, que equivalía a una fulminante eliminación. Habría sido un golpe impensable para el anfitrión, que cuenta con el apoyo incondicional de millones de apasionados aficionados en un país volcado con el torneo.
Para España las cuentas también cambiaron. Una victoria le habría dado el pase directo a los cuartos de final, pero la derrota le ha remitido a la segunda posición del grupo y a la disputa del cruce de hoy.
La presión afloró sin necesidad de que se consumiera la fase ritual de tanteo. Los roces constantes y el estilo desplegado por los árbitros, especialmente por el italiano Colucci, sacaron de sus casillas a Imbroda.
La jugada que consumió la paciencia del seleccionador español se produjo en el minuto 6, con 13-9 en el marcador. Okur, todavía sin tener ganada la posición defensiva, cortó de cuajo un intento de penetración a canasta de Lucio Angulo. Resultado: los dos al suelo y falta contra España. Imbroda, delante mismo de donde se produjo la acción, no resistió los nervios.
Las protestas de los jugadores del banquillo español, ante el que se desarrolló la acción, provocó una falta técnica. Imbroda montó en cólera y Colucci le señaló una técnica descalificante a continuación. Resultado: el seleccionador tuvo que abandonar el banquillo y dejar las riendas de la dirección a Gustavo Aranzana.
Además, Kutluay anotó los cuatro tiros libres con los que se penalizó a España, que empezó a pasar los peores momentos, cediendo una desventaja de ocho puntos que fue ampliándose hasta los 16. Pero el equipo se recompuso de la mano de Raúl López, muy superior a los bases turcos, y de Gasol a pesar de unos primeros momentos en los que se repitieron los desajustes defensivos porque Okur, que se emparejaba con Pau, anotó varios tiros desde larga distancia.
El equipo español, a pesar de la derrota, dejó en varias fases la impronta de la calidad y el carácter de muchos de sus componentes. Varias veces tuvieron los turcos que hacer de tripas corazón y recurrir a todas las tretas habidas y por haber para evitar el desastre. Pero España pagó muy caros los desajustes defensivos para paliar la falta de altura de Alfonso Reyes en su emparejamiento con Besok, que le saca 12 centímetros. Kornegay tampoco estuvo inspirado en el intento y Felipe Reyes acusó la falta de minutos en partidos anteriores.
A ello se añadió la impunidad con la que Kutluay agujereó el aro español en el tercer cuarto. Tardó demasiado en cambiarse el marcaje sobre la estrella turca, a la que Angulo tuvo a raya en el último cuarto.
Entre una cosa y otra y los últimos favores arbitrales que recibió el equipo anfitrión, como una acción en la que no superó la divisoria en el máximo tiempo permitido, ocho segundos, acabó siendo imposible la victoria que, por juego y talante, mereció España.
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