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Susan George: 'La ONU debe repartir el nuevo impuesto entre los países pobres'

Susan George, vicepresidenta de Attac (Asociación por una Tasa sobre las Transacciones Especulativas para Ayuda a los Ciudadanos), recibió ayer con optimismo moderado la propuesta del primer ministro francés, Lionel Jospin, de que la UE tome la iniciativa en la imposición de la tasa Tobin. 'Lo de Jospin es sólo un paso más. Ahora lo que hace falta es que pasemos a la acción. La fase de estudio ya ha terminado', declaró ayer George.

Para la autora del Informe Lugano, la aplicación de la tasa Tobin sobre las transacciones financieras internacionales cumpliría una doble función: por un lado 'frenaría los movimientos especulativos, ya que el 98% de las transacciones de divisas son improductivas, es decir, no están relacionadas con el intercambio de bienes y servicios', y por otro lado serviría para crear un fondo destinado a 'reducir las desigualdades entre el Norte y el Sur, teniendo en cuenta que la ayuda oficial al desarrollo disminuye año tras año'.

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Es esta segunda función la que más le interesa a George, que piensa que los fondos recaudados deben destinarse a países con sistemas democráticos y con organizaciones ciudadanas activas. 'Es la zanahoria que si los países pobres quieren atrapar, tendrán que instaurar verdaderas democracias', aclara la vicepresidenta de Attac. Para la pregunta de qué institución se encargaría de gestionar los fondos, George tiene una respuesta clara: 'Naciones Unidas, a través de cualquiera de sus programas, como, por ejemplo, el de desarrollo (PNUD), la Unesco o la organización para la salud (OMS)'.

Lo mismo opina Carlos Berzosa, miembro de Attac en España y profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid: 'Cada país debe recaudar la tasa y luego un organismo multilateral, en colaboración con las asociaciones del país receptor, se encargaría de distribuirla'.

Para Attac, la imposición de la tasa no es una medida aislada. Debe ir irremediablemente acompañada de otras, como la abolición de la deuda externa y la supresión de los paraísos fiscales. 'El caso de Gescatera es ejemplar. El dinero ha huido a un paraíso fiscal en la isla de Jersey', indica Jaime Pastor, miembro de Attac España. 'La imposición de la tasa sin la abolición de los paraísos fiscales produciría una fuga masiva del capital a esos lugares', dice Pastor.

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