'La gente necesita un cauce para ayudar y entonces se vuelca'

Rakel Armentia (Vitoria, 1961) es la responsable en el País Vasco de la fundación Tierra de Hombres, una ONG que trabaja en el País Vasco desde 1998 para ayudar a la infancia desamparada en países en subdesarrollo. Durante este tiempo, la organización han trasladado a Euskadi una veintena de niños que necesitaban ser intervenidos quirúrgicamente de graves dolencias.

P. ¿En qué campos trabajan?

R. Fundamentalmente en el sanitario, con programas nutricionales, de ortopedia y en el que llamamos viaje hacia la vida, que se dedica a traer niños enfermos en cuyos países de origen no hay medios para que sean operados.

P. ¿Es éste el aspecto que más diferencia a su ONG de otras?

R. Sí. Que yo sepa, somos la única que tenemos un programa de traslado de niños al Primer Mundo. Otras organizaciones se ponen en contacto con nosotros cuando saben de un niño que necesita ser ser operado.

P. ¿Cómo se selecciona a los niños?

R. Esto es importante, porque, claro, no vamos por la calle buscándolos. Es el personal de Tierra de Hombres nativo, el que trabaja en los centros de origen y que cura a millares de niños, el que envía a la central de Suiza el caso. Y allí se decide.

P. ¿Qué patologías más comunes sufren los niños?

R. La mitad, o más, sufre de cardiopatías y hay muchos problemas de traumatología, terribles escoriosis, deformaciones urogenitales, etc.

P. Una vez que los niños vuelven a su país de origen, ¿qúe pasa?

R. Nuestra labor es puntual. El seguimiento médico y social se hace en el terreno y nos informan de la evolución.

P. ¿Encuentran solidaridad?

R. La gente necesita un cauce para ayudar, y entonces se vuelca. Pero necesitamos familias de acogida para los niños mientras están aquí.