El entrenador español, de moda

Los 13.000 millones de pesetas que el Real Madrid ha pagado por Zidane no son el único récord de la Liga. En los banquillos hay otro. Diecisiete de los veinte equipos de la Primera División están en manos de entrenadores españoles, más que nunca desde hace cuatro lustros. Sólo el Athletic de Bilbao, con el alemán Juup Heynckes, el único de los tres que ganó en la primera jornada; la Real Sociedad, con el galés John Toshack, y el Mallorca, con el alemán Bernd Krauss, tienen técnicos extranjeros.

Hace apenas cuatro temporadas, en la de 1997-1998, el panorama era distinto. Los preparadores nacionales, nueve, estaban en minoría frente a los foráneos, once, que acaparaban los equipos de mayor potencial: Heynckes estaba al frente del Madrid; Louis van Gaal, del Barcelona; Jorge Valdano, del Valencia; Carlos Alberto Silva, del Deportivo; Radomir Antic, del Atlético...

¿Cómo explicarse semejante transformación? Recurriendo, sobre todo, a Javier Irureta y a la Liga 1999-2000, ganada por el Deportivo. Ningún entrenador español se la había anotado desde que Luis Molowny lo hiciera con el Real Madrid en 1986. Al vasco le ha sucedido Vicente del Bosque, también con el Madrid, en la 2000-2001. Aun así, la balanza sigue favoreciendo a los inmigrantes: 38 de las 70 disputadas fueron para los técnicos extranjeros o, a lo sumo, nacionalizados y 32 para los españoles.

Los éxitos nacionales se han disparado desde el de Irureta. En ese mismo curso Del Bosque ganó con el Madrid la Liga de Campeones y Paco Flores con el Espanyol la Copa del Rey. En el pasado, Del Bosque se adjudicó la Liga y Luis Costa, con el Zaragoza, la Copa, en tanto que José Manuel Esnal, Mané, aupó al Alavés hasta el subcampeonato en la Copa de la UEFA.

Mirando a Irureta

'Tengo la sensación de que la Liga que gané con el Deportivo, junto a la Copa de Europa de Del Bosque y la Copa de Flores, ha abierto la mente de los directivos. Al fin se han dado cuenta de que con técnicos españoles también se pueden lograr buenos resultados', razona Irureta. Los números no dejan lugar a dudas sobre el cambio de tendencia: del empate a diez entre los nacionales y los extranjeros en la campaña 1999-2000 se pasó al 16-4 en la 2000-2001 y el 17-3 actual. El Valencia es el ejemplo paradigmático de los nuevos aires. Luis Aragonés, durante dos temporadas, fue el único técnico español que tuvo en el decenio de los 90. Este año, cuando la marcha del argentino Héctor Cúper era un secreto a voces, intentó fichar a Irureta, Mané y el propio Luis y, finalmente, se hizo con Rafa Benítez. El que éste procediese de Segunda (Tenerife) no fue un obstáculo. 'No era una condición indispensable', matiza Jaime Ortí, el presidente del club, 'pero es cierto que los españoles se han puesto de moda. Ya era hora de que valorásemos lo nuestro. Además, hay una nueva hornada muy interesante y bien preparada. Lo demuestran con su trabajo y sus éxitos'.

Por conveniencia o por convicción, pero lo cierto es que hay que remontarse al ejercicio 1980-1981 para encontrar una presencia tan mayoritaria de españoles en la línea de salida. Es cierto que entonces sólo eran 16, pero también lo es que sólo había 18 equipos en la máxima categoría, con lo que, pocentualmente, eran más que ahora: el 88,8% contra el 85%.

Pero hasta Irureta se teme que todo sea flor de un día y que los clubes se olviden de ellos en cuanto los marcadores les sean adversos: 'Me da la impresión de que todo puede ser producto de los títulos. Ahora confian en nosotros. Pero, cuando lleguen los traspiés... Los clubes grandes serán, como siempre, los que marquen la pauta. Sin la confianza de un Madrid, un Barcelona o un Deportivo, todo es más difícil. Lo único que espero es que los extranjeros no nos barran tanto como años atrás'.