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Reportaje:

El rapto del compatriota

Desarticuladas en Alicante cuatro bandas por el secuestro de inmigrantes ilegales

En su anhelo por cruzar el Estrecho pagan un elevado peaje y, a veces, dejan hasta la vida. El primer desembolso lo realizan en el punto de partida, en Marruecos, a los grupos mafiosos por el viaje en pateras hasta las costas de la Península, normalmente Algeciras (Cádiz). Pero una vez en España todavía no están a salvo de las bandas organizadas, igualmente integradas por magrebíes, especializadas en secuestrar a inmigrantes ilegales para exigirles una cantidad extra por el traslado (la tarifa media del rescate es de 180.000 pesetas). En lo que va de año, en la provincia de Alicante se han desarticulado cuatro redes de estas características, con un saldo de 20 detenidos y 13 personas liberadas, todos procedentes del Magreb, y la mayoría de nacionalidad marroquí.

Los secuestros de inmigrantes magrebíes ilegales a manos de grupos mafiosos, integrados por compatriotas, suelen materializarse en las comarcas del levante, especialmente La Vega Baja, en Alicante, y el Campo de Cartagena, en Murcia, hasta donde son trasladados bajo la falsa promesa de un puesto de trabajo. Una vez en esta zona, los captores retienen a los inmigrantes en casas de campo abandonadas o almacenes y no los liberan hasta que vencen la voluntad de sus familiares y acceden al pago de las 180.000 pesetas, o bien hasta que son descubiertos por los agentes, en operaciones casi siempre coordinadas por la Guardia Civil. Además, los inmigantes retenidos sufren un cautiverio infrahumano, ya que los secuestradores les llegan a negar el alimento y hasta incluso el agua.

La primera operación contra estas redes magrebíes especializadas en el secuestro de inmigrantes desarrollada en Alicante este año se produjo en la Granja de Rocamora (La Veja Baja). Entonces, la Guardia Civil detuvo a los cinco integrantes del grupo por retener a varios inmigrantes.

A principios de febrero, la Guardia Civil daba otro golpe a estos grupos mafiosos con la detención en Crevillent (Baix Vinalopó) de cuatro marroquíes que tenían secuestrados a ocho compatriotas en un almacén. Los captores pedían a las víctimas, que estuvieron cinco días sin comer hasta ser liberadas por los agentes, un rescate de 200.000 pesetas.

La tercera operación policial contra estas bandas se produjo a finales del pasado mes de junio. En la localidad de Agost (L'Alacantí), donde la Guardia Civil arrestó a cuatro marroquíes por retener a ocho compatriotas. Los cautivos estaban en un zulo de apenas cinco metros cuadrados. Igualmente los sometían a restricciones de alimentos y agua con el fin de doblegar la voluntad sus familiares y cobrar el rescate. Seis de los secuestrados pagaron por su libertad y dos fueron liberados por los agentes.

A principios de agosto, se registró un nuevo secuestro que llegó, si cabe, a conmocionar más a la opinión pública. El retenido era un menor, un niño marroquí de 13 años. Sus padres, legalmente establecidos en España, en concreto en Zaragoza, denunciaron el secuestro en Crevillent, aunque posteriormente la investigación comprobó que el rapto se había materializado en Lorca (Murcia). Dos semanas más tarde, el niño fue liberado y entregado a su familia.

El último caso de inmigrantes secuestrados se registró la pasada semana. El instituto armado liberó a tres marroquíes en una casa de campo en Albatera (La Vega Baja) y fueron detenidas siete personas. Los arrestos se efectuaron en Murcia. En esta región, según la delegación del Gobierno, este año se han detenido ya a 69 personas por secuestro de inmigrantes y se han liberado otras 42.

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