Gescartera y la 'Iglesia'
Sin duda tiene razón José María Martín Patino al señalar, en su artículo del pasado 23, que en relación con las inversiones de entidades eclesiásticas en Gescartera ha habido generalizaciones abusivas y mala información acerca de la financiación de la Iglesia española.Sin embargo, me permito llamarle la atención acerca de dos realidades. En primer lugar, todo hubiera podido ser evitado si la propia Iglesia -no sólo instituciones concretas- hubiera ofrecido una información rápida y espontánea acerca del particular; con ello hubiera cumplido dos requisitos obvios en una democracia: la transparencia y la responsabilidad. Incluso en el momento actual se debe explicar a los creyentes y a los españoles en general, pues todavía lo desconocemos, por qué entidades que reciben donaciones con objeto preciso y determinado las aparcaron en esa sociedad, quizá temporalmente, pero incumpliendo de momento el propósito asignado.
Por otro lado, creo que de ninguna manera se puede considerar como una realidad definitiva, irrevocable y consolidada la aportación del Estado a la financiación de la Iglesia. Desde que se aprobó fue considerada como una fórmula temporal y de transición. Eso obliga precisamente, en términos generales, a un suplemento de transparencia y de responsabilidad.
Finalmente, me permito someter a mi querido amigo Martín Patino esta pregunta: ¿hubiera pasado algo parecido cuando monseñor Tarancón presidía la Conferencia Episcopal?
