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Reportaje:ASTE NAGUSIA

Un hinchable bien vale una cola

Las fiestas de este año confirman la elección municipal del muelle de Ripa como zona exclusiva infantil y juvenil

No hay manera. Da igual que esté nublado y con viento o ue caiga un sol a plomo sobre la cabeza. 'Hay que aguantar unas colas tremendas para subirse en estos juegos. Y quieren hacerlo todo'. Quien habla es Begoña, de Getxo, pero el nombre es intercambiable por el de cualquier padre o madre de los cientos que pasan durante la Aste Nagusia por el muelle de Ripa de Bilbao, lugar elegido por el Ayuntamiento para instalar la oferta para los más pequeños (Txikigune) y los mayorcitos (Gaztegune). Las colas son largas y, para los padres, tediosas. Al fin y al cabo, ellos luego no saltan en las colchonetas.

En este espacio hay de todo y para todos. Talleres, juegos, hinchables, colchonetas, globos,... Y hasta un recinto para que los menores de tres años se puedan dar cabezazos contra formas de gomaespuma.

Una de las atracciones hinchables que más adeptos tiene este año (y una cola de espera más larga, por tanto) es la ballena, una Gargantúa marina. Se entra por la enorme boca del cetáceo y, después de un descenso por un tobogán, 'se sale por el culoooo', grita con alborozo Borja, de cuatro años. Su hermano Paúl, de la misma edad, le ha sacado más provecho al viaje al interior de la ballena: 'Dentro hay una casita', explica convencido.

La elección del muelle de Ripa hace un año como lugar para las actividades de niños y niñas se ha revelado como un éxito. Se encuentra un poco apartado del jolgorio de los jóvenes y mayores, pero cerca del recinto festivo. Ellos sienten que participan en la fiesta, pero sin agobios, sin vasos de plástico o botellas de cristal rotos por el suelo y sin música heavy atronando en los oídos.

Es su reino. El de la gomaespuma, el helio, los colores brillantes y las caras pintadas, y en el que muchos van descalzos o en calcetines de una actividad a otra. La responsable de esta zona, Naroa Oribe, apunta que para el año que viene, y tras consultar los resultados finales de éste, es probable que se decida ampliar el espacio infantil y juvenil una vez más, como ya ha sucedido de 2000 a 2001.

La parte del Gaztegune, junto al puente del Arenal, se había incorporado para los más mayorcitos, 'pero no hay un tope de edad', afirma uno de los encargados de sujetar la tirolina por la que se deslizan, al menos esta mañana, más niñas que niños, bien sujetos por arneses. Ekaitz, de ocho años, ha bajado después de su hermana Tania, de once. Ambos coinciden: 'Sientes como un cosquilleo por dentro, como una picadura. Yo he tragado aire', comenta Ekaitz llevándose la mano a la garganta.

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A Jokin, de seis años, tienen que bajarle de la torre de escalada. Se ha quedado paralizado y no puede mover el pie al siguiente punto de apoyo. Llora. Su madre le pide a la monitora que le sujeta con una cuerda enganchada al arnés que le suelte.

Conforme avanza la mañana o la tarde se va llenando el muelle de Ripa. Ya es imposible divertirse con algo sin esperar un cuarto de hora como mínimo. Para Jon, de cuatro años, eso es lo más 'borriente'. ¿Borriente? 'Sí, como una mora ácida o una manzana pocha y aplastada'. No hay más que hablar.

Una niña se divierte con el Gargantúa.
Una niña se divierte con el Gargantúa.

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