Libros y bronceador para el sol
Las universidades ofrecen una variada programación de cursos de verano en la costa de Alicante
Participar en un juicio simulado, bailar charlestón o aprender a combatir la ansiedad. Aunque no lo parezca, son algunos de los cursos que este verano se han impartido en Alicante. Y es que, como siempre ocurre en época estival, el calor invita a relajar criterios y las sobrias (por no decir aburridas) asignaturas anuales dejan paso a originales, e incluso divertidos, seminarios cuyo objetivo es evitar la clásica estampida de estudiante al llegar las vacaciones. Pero si el destino de la escapada son las comarcas alicantinas, donde proliferan esta clase de cursos, entonces descanso y cultura son dos platos que pueden probarse juntos.
Concentaina, una localidad alejada del mar, ha sido una vez más la sede elegida por la Universidad de Alicante para sus cursos de verano. La institución educativa ha programado una extensa oferta durante el mes de julio, suficiente para convertir al más despitado en toda una fuente de conocimientos. Por ejemplo, se pueden conocer los últimos adelantos científicos en La inteligencia artificial y la robótica, o Literatura popular en las nuevas tecnologías. Y zambullirse en los secretos de las relaciones sociales, con la Evolución del papel de las mujeres y los hombres en la historia.
Sin embargo, la mayoría de las Universidades prefieren impartir cursos de verano en localidades situadas en plena costa, como Altea, Dénia, Benissa, Finestrat o Guardamar del Segura. Diversos organismos públicos de Alicante, en colaboración con la Generalitat Valenciana, han elegido esta última localidad para instalar sus aulas estivales, a las que se ha invitado a un centenar de jóvenes de países del arco mediterráneo -Francia, Italia, Argelia, Marruecos, Palestina y Líbano- y también de Sudamérica (Colombia, Nicaragua, El Salvador y Cuba). En Guardamar se celebró el mes pasado el curso en el que simuló un juicio para que los estudiantes comprendieran los secretos del jurado popular y el seminario sobre los bailes de los años 30, es decir, aquello de Mama, cómprame unas botas que quiero bailar.
La Universidad Europea CEES plantó el pupitre y la sombrilla en Altea, donde programó una serie de cursos más serios (si cabe) que los anteriores. En colaboración con representantes políticos y miembros de la Guardia Civil, los participantes debatieron sobre la inmigración, en un curso llamado Un reto presente: el diseño de una política de inmigración armónica.
Por lo general, y exceptuando un viaje a Santiago de Compostela organizado por la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), agosto es un mes de descanso para el aprendizaje, lo que demuestra que para todo debe haber mesura. Sin embargo, que los estudiantes ávidos de conocimientos no pierdan la esperanza, en septiembre vuelven los cursos de verano. Por ejemplo, la UMH ofrecerá unos cursos que permiten conocer los secretos de La Imagen personal como técnica de comunicación o los Avances en materiales para la industria del calzado, sin olvidar seminarios naturales, como Humedales litorales de la Comunidad Valenciana o Las salinas de Torrevieja y su entorno.
Así, cada verano habrá que pensarse dos veces lo de colgar la mochila ante la posibiliadad de convertirse en un hombre del renacimiento y bronceado.
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