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Reportaje:GENERACIÓN NÓMADA

EN EL PAÍS DE LOS TRES SEXOS

Mentxu Carpintero forma parte del equipo de emergencia de una ONG que viajó a la India con el último terremoto

Mar Padilla

Mentxu Carpintero, que es de Basauri y parece hindú, nunca ha tenido un empleo normal, porque nunca ha trabajado 'para nadie que obtuviera beneficios'. A sus 32 años lleva mucho camino recorrido por los recovecos de la solidaridad: presos, inmigrantes sin papeles, pobres de solemnidad... Hombres y mujeres con los que vivió y aprendió, y así quiere seguir. Estudió Económicas 'para saber por qué gaitas el mundo funciona como funciona', pero no consiguió averiguarlo.

En 1996 se enroló en un proyecto en el sur del país, en Poothor, un pueblo de pescadores 'idílico'. Allí aterrizó y vio gente morena como ella, arena blanca, mar azul, cocoteros. Poco a poco averiguó también que en Poothor malvivían 200 familias como hace 500 años, pero 'con una televisión para todos y música sonando por todas partes'. Se quedó tres meses. Su trabajo consistía en gestionar los microcréditos concedidos a la contraparte local para comprar barcas. 'Antes los pescadores salían a la mar en unos troncos atados'. Se dio cuenta de que el proyecto funcionaba por sí solo. Mentxu tomaba el sol, se bañaba, como las chicas del pueblo, en camisón 'de color fucsia o rosa, que era como darte un chapuzón en traje de noche'. Y tenía mala conciencia. Quería trabajar más, dar más. Se sentía un poco ajena y le rondaba un pensamiento: 'Seguro que se preguntan que qué hago aquí'. Menea su pelo azabache y lucha por explicar la paradoja de sentirse 'extraterrestre' y a la vez idéntico a los demás. 'Quizás es verdad lo que dicen en la India, que hay tres sexos': los hombres, las mujeres y los extranjeros.

Mentxu abandonó Poothor con la cabeza desordenada, mil preguntas y la determinación de seguir. Siguió trabajando con los olvidados de España. En enero, un terremoto arrasó el estado indio de Gujarat, en el oeste del país. El seísmo fue el más fuerte que la India ha sufrido en el último medio siglo y se dejó sentir en los países vecinos de Nepal y Pakistán. Intermón-Oxfam se puso en contacto con Mentxu.

Allí se fue para trabajar cuatro meses en un proyecto de emergencia. Se encontró en el epicentro del caos: un Estado deshecho, decenas de miles de víctimas y todo por hacer. Las tareas de los equipos consistían en rescatar a los vivos y a los muertos, dar asistencia médica y cobijo, construir viviendas y reanudar los cultivos. Mentxu se sintió útil y el trabajo a destajo le hizo olvidar la extrañeza y el tercer sexo. Coordinaba la distribución de las tarjetas de racionamiento y llevaba las cuentas para los financiadores del proyecto. Y aprendió. Serena, Mentxu deshace de un plumazo tres de los tópicos solidarios en un país como la India. Uno: 'Nadie tiene el aura espiritual que dicen, como si fueran todos levitando por las calles'. Dos: 'La experiencia de ayuda a los demás en países pobres no te cambia la vida porque tú eres hijo de tu padre y de tu madre y de tu barrio'. Y tres: 'Son los habitantes de esos países los que cambiarán las cosas, nosotros sólo podemos apoyarlos'.

Víctimas incontables

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).

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