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Botín trata de que sus ejecutivos olviden si proceden del Santander o del Central Hispano

El presidente único del primer banco español consolida su poder en los órganos directivos

Íñigo de Barrón

Desde la fusión, Botín no ha dejado de mover piezas, a veces con gran repercusión mediática y otras con más sigilo, para ir haciendo un banco cada vez más a su medida. El 15 de enero de 1999 se anunció por sorpresa la fusión del Banco Santander con el Banco Central Hispano (BCH). Fue la primera unión bancaria en la Europa del euro.

El presidente del BCH remarcó en multitud de ocasiones que 'esta fusión ha sido posible por la confianza mutua que ha existido entre Emilio Botín y yo; de no existir este clima de entendimiento y comprensión, esta operación no se podría haber pactado en un fin de semana, y hoy no existiría el BSCH, que es la primera entidad española y una de las más grandes de Europa'.

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Palabras con una vigencia breve. El clima de entendimiento y comprensión se tornó en enfrentamiento y lucha de poder. Una vez perdida la confianza mutua entre los copresidentes del banco, pilar sobre el que se creó la entidad, su convivencia ha sido cada vez más difícil y sus diferencias se han proyectado en su estructura.

El momento álgido de la crisis llegó el 23 de julio pasado, cuando Amusátegui amenazó con deshacer la fusión tras intentar recortar la capacidad de mando de Emilio Botín y de otros miembros de su familia.

Amusátegui echó un pulso al banquero más poderoso de España y ha perdido. El que fuera presidente del Banco Santander ha utilizado el poder que le confieren los acuerdos de fusión, que nunca fue paritaria, una estrategia que ha finalizado con la renuncia de Amusátegui, que desde el jueves es presidente de honor de la entidad, una distinción sin poderes ejecutivos.

Ahora, algunos directivos y consejeros del BCH se lamentan y reconocen en privado que 'quizá la fusión se firmó con demasiada prisa'. Y un reproche autocrítico: 'No calculamos la escasa capacidad de maniobra que teníamos'.

No cabe duda de que la última estrategia de Botín ha sido meditada, porque ha conseguido poner bajo su control todos los resortes de poder del primer banco español. Junto al abandono de Amusátegui, en el consejo extraordinario del jueves pasado, también se produjo la renuncia de Santiago Foncillas, vicepresidente cuarto, procedente del BCH.

Los puestos de ambos consejeros no se han cubierto, por lo que 14 vocales -entre ellos el presidente único del banco- proceden del Santander, y 11, del BCH. Es decir, el primer órgano de poder ha pasado de un desequilibrio por la mínima (14 frente a 13) a una situación dominada por Botín.

El segundo escalón de mando de la entidad, el comité ejecutivo del consejo, ha perdido la paridad inicial pactada en la fusión. Hasta ahora estaba compuesto por diez miembros, cinco de una entidad y cinco de la otra. En el futuro estarán presentes cinco consejeros (Emilio Botín, Jaime Botín, Matías Rodríguez Inciarte, Rodrigo Echenique y Ana Patricia Botín) originarios del banco cántabro, frente a tres (Ángel Corcóstegui -vicepresidente y consejero delegado-, Fernando Asúa y Antonio Escámez), originarios del BCH. Los máximos órganos de Gobierno han quedado controlados por Botín.

Renunciar a un derecho En el comunicado oficial posterior al último consejo de administración se especificó que Corcóstegui renunció a su derecho a nombrar dos sustitutos a los consejeros dimitidos 'con el objetivo de ir reduciendo el número de vocales del consejo'. Fuentes del banco aclararon que el gesto intenta transmitir la idea de que ya no hay consejeros de uno y otro lado, 'sino que todos son del BSCH, sin importar si proceden de uno u otro banco'.

Aunque en el último capítulo de la crisis la comisión directiva no se ha visto afectada, también es una parcela dominada por los hombres del Santander. Precisamente perdió el equilibrio cuando Botín impuso en julio pasado el cese de Luis Abril, director general de comunicación, que fue sustituido por Juan Manuel Cendoya, procedente de Bankinter y hombre de confianza de la familia del presidente del BSCH.

Corcóstegui y Botín, durante una convención del banco.
Corcóstegui y Botín, durante una convención del banco.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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