Los reyes de la montería
Medio Ambiente revisa la situación y abundancia del ciervo, la cabra montés y el corzo
En Andalucía, la caza genera algo más de 15.000 millones de pesetas anuales, de los que más de un 50 % corresponden a caza mayor. Y a esta cantidad se le podrían sumar otras procedentes de distintos capítulos, como aquellos relacionados con la compra de munición, armas, vestido o acomodación.
Al ser comparable a una industria de alta rentabilidad, es lógico que aparezcan algunos problemas de gestión en torno a esta actividad. En muchos montes la caza se ha convertido en una auténtica monoproducción, en cuyo beneficio se organiza el manejo de la vegetación, el agua, el ganado y otros recursos. Aparecen así los vallados, que impiden el libre tránsito de las especies y causan problemas de sobrepoblación y deterioro genético, y las granjas destinadas a repoblar los cotos, usando a veces variedades no autóctonas que pueden terminar desplazando a las originales o transmitiéndoles enfermedades.
Desde 1999, la Consejería de Medio Ambiente, con la colaboración voluntaria y desinteresada de un buen número de propietarios de cotos, viene estudiando el potencial cinegético de caza mayor en Andalucía, al objeto de desarrollar planes que permitan su mejora y sirvan para ordenar la gestión de este recurso. Las investigaciones, de las que ahora se han publicado los últimos resultados, se han centrado en el ciervo, el corzo y la cabra montés, tres de las especies más apreciadas por los cazadores.
Alta densidad de ciervos
El ciervo, tanto por su trascendencia económica como por el impacto que causa en la vegetación de las zonas en las que habita, es un elemento clave en determinados ecosistemas andaluces. El fomento de las poblaciones de este herbívoro ha motivado que su densidad se dispare en algunos cotos, superando la capacidad de carga de los mismos. Salvo en Almería y Granada, donde las poblaciones de ciervo son de origen reciente, en el resto de las provincias las densidades medias se sitúan por encima de los 20 ejemplares por cada 100 hectáreas, cuando lo recomendable sería no sobrepasar los 15, algo que ya se está consiguiendo en la provincia de Cádiz.
Con respecto al corzo la situación es bien distinta ya que los planes de manejo referidos a este especie están orientados a incrementar el volumen de sus poblaciones y extender su área de distribución. En la actualidad, se localiza en las sierras de Cádiz y Málaga, aunque con una tasa reproductiva muy baja, y en enclaves aislados de Sierra Morena. El control de las poblaciones de ciervo, especie que compite con el corzo desplazándolo, el manejo adecuado de la vegetación y la correcta disposición de los periodos de veda, son algunas de las medidas con las que se trata de favorecer a este animal.
El potencial económico de esta especie, que se ha revalorizado como trofeo, la convierte, a juicio de los técnicos de la Consejería, en pieza clave de los planes de desarrollo sostenible que se plantean en los espacios protegidos donde habita. En comparación con el abundante ciervo, la densidad media de corzo en aquellas fincas que lo albergan suele estar, en el mejor de los casos, por debajo de los ocho ejemplares por cada 100 hectáreas, por lo que se han sugerido planes para el refuerzo de algunos de estos núcleos o la repoblación de zonas en las que ha desaparecido.
Los especialistas sugieren mejorar las condiciones del Valle del Genal (Málaga), conservando los hábitats en su estado natural y evitando la creación de barreras artificiales, para conseguir que actúe como un corredor a través del cual sea posible la dispersión de los corzos entre las serranías de Cádiz y las de Málaga. Como zonas potenciales de repoblación se han señalado los sectores de confluencia entre las provincias de Jaén, Córdoba y Ciudad Real, junto a algunos enclaves del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas y el de la Sierra de Huétor (Granada).
Por último, la cabra montés, al ser una especie exclusivamente española, presenta el valor cinegético más elevado de todos los ungulados. En los últimos años, las poblaciones andaluzas han incrementado el número y se ha ampliado su área de distribución, repartida en distintos puntos de las provincias de Cádiz, Jaén, Málaga y Granada.
Los trabajos de investigación llevados a cabo con el corzo han permitido identificar su perfil genético, muy diferente al que se manifiesta en otras poblaciones españolas. No se puede hablar, pues, de una única variedad de corzo ya que, por ejemplo, existen mayores similitudes entre los corzos del Cantábrico y los de Hungría que entre aquellos y los de la Sierra de Cádiz.
Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
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