'Me puedo pasar todo el día leyendo'

Acaba de cumplir sólo 25 años, pero Reyes Estévez (Barcelona, agosto de 1976) ya es uno de los grandes nombres del atletismo español. Júnior prodigio -dos veces campeón de Europa de los 1.500 metros-, Estévez, poderoso, de gran zancada, de gran clase, entró en tromba en la élite conquistando en Budapest el oro europeo en 1998 y enseguida fue proclamado el sucesor de la gran tradición española en los 1.500: José Luis González, José Manuel Abascal, Fermín Cacho y... Estévez.

Una plata en los Campeonatos del Mundo de pista cubierta de Lisboa 2001 supuso su regreso al gran nivel después de toda la polémica que rodeó el que no se le seleccionase para intervenir en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 después de haberse mostrado en los dos anteriores Mundiales -una medalla de bronce tanto en los de Atenas 97 como en los de Sevilla 99- como el mediofondista español de más calidad, como el más consistente de todos a la hora de encarar la alta competición.

Pregunta. Dígame una manía suya, una extravagancia, una superstición.

Respuesta. Salgo a competir todo el año con las mismas zapatillas. No me gusta estrenar zapatillas nuevas.

P. Un hobby enfermizo. Algo que le haga perder la noción del tiempo.

R. Leer. Si con lo que estoy es interesante, me puedo pasar todo el día.

P. ¿A qué teme en la vida?

R. A nada, que yo sepa.

P. ¿Qué es lo que más le gusta del oficio de atleta?

R. Todo, todo lo que le rodea.

P. ¿Y lo que más odia?

R. El duro trabajo de invierno, cuando hay que hacer carga de volumen. Son muchas horas corriendo.

P. Una película.

R. Carros de fuego.

P. Una canción.

R. Depende de mi estado de ánimo y del momento en el que esté. En estos momentos, por ejemplo, me apetecería algo de pop español, algo de Manolo García o de Estopa, que son de mi barrio.

P. Un libro.

R. La piel del tambor, de Arturo Pérez Reverte.

P. Una mujer, aunque sea inalcanzable.

R. Mi novia, Amelia.

P. ¿En qué atleta le gustaría reencarnarse?

R. En nadie. Estoy muy feliz con mi cuerpo.

P. Un lugar, un momento mítico.

R. La final de los 1.500 metros en los Mundiales de Sevilla 99. Fui bronce tras El Guerruj y Ngeny.