Dios
Hace pocos meses, el físico Frank Tipler estuvo en Valencia y dio por clausurado el histórico debate sobre la existencia o no existencia de Dios. Su conclusión fue sorprendente: Dios existe porque así lo dicen las ecuaciones matemáticas que don Frank se trae en el bolsillo. Los medios acogieron la noticia pero no la convirtieron en notición y tal vez por eso las gentes no se echaron a la calle para celebrar la buena nueva. Tantos y tantos siglos buscando a Dios y hete aquí que cuando lo tenemos, ni fu ni fa. Dale autonomía al ser humano para esto, debe decirse, es un suponer, el Altísimo.
No me digan que el señor Tipler nos ha dicho lo que ya sabíamos, que Dios existe. En efecto, todas las encuestas al respecto así lo confirman. Con todo, la gente suele comportarse como si Dios no existiera, de modo que las encuestas reflejan lo religiosamente correcto y nada más; pues nadie que realmente crea en Dios se atreve a tratarle con tan olímpico desdén. Este detalle se lo saltó Unamuno o no sé qué diablos.
Parménides afirmó que el ser es uno, infinito, eterno, etcétera, según las leyes de la razón incontaminada por los sentidos. El ser es uno, pues si existieran dos, ¿qué existiría entre ellos? La nada. Pero eso equivale a decir que la nada existe, es. Absurdo. Sin el cuidado de sus discípulos, Parménides hubiera ido por ahí tropezando con todo: peatones, caballos, casas, baches. Porque el ser (Dios) es uno. La variedad es ilusión de los sentidos. Hume le sacó otro partido al asunto. En cuanto a las demostraciones clásicas de la existencia de Dios (San Anselmo, Tomás de Aquino, Descartes, etcétera), fueron refutadas. También el imperativo categórico de Kant es un inteligentísimo camelo.
El caso es que lo de Tipler no es nada nuevo. Demostrar la existencia de Dios mediante ecuaciones ya lo hizo a principios de siglo, sin ir más lejos, el aristócrata ocioso Lord Tantamount, personaje de Huxley. Su hermano Lord Edward, notable biólogo, le halló el punto flaco a la ecuación. Tipler sólo ha embarullado el problema matemático. Lo siento.
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