_
_
_
_

'Huelga para comer, huelga para papeles'

37 inmigrantes de Las Pedroñeras marchan hacia Cuenca para que se les regularice y poder trabajar legalmente en el campo

'Huelga para comer'. Éste es el lema de una de las pancartas que portan los 39 inmigrantes marroquíes y cuatro argelinos desde que el martes pasado decidieron recorrer en huelga de hambre los cerca de 100 kilómetros que separan Cuenca y Las Pedroñeras, localidad en la que la pasada semana se concentraron una quincena de ultraderechistas para pedir megáfono en mano la expulsión de los extranjeros. Quieren pedir ante la Subdelegación del Gobierno en Cuenca que se aceleren los trámites de su permiso de residencia para poder trabajar.

Su protesta comenzó a primera hora del lunes en la puerta del albergue que la Cruz Roja tiene en Las Pedroñeras. Pretendían encerrarse para exigir papeles pero, como no les dejaron acceder al centro, se pusieron en huelga de hambre.

Más información
El Gobierno estudiará uno por uno los expedientes de los inmigrantes llegados a Cuenca
El Ayuntamiento de Barcelona reitera a los subsaharianos la oferta de Cruz Roja
Los africanos de Barcelona desoyen a las autoridades y consolidan su campamento

No bastó. No les hacían caso, así que el martes a mediodía partieron hacia Cuenca, y además, sin comer. Ayer por la tarde, cuando ya llevaban casi dos días andando, optaron por acabar con la huelga de hambre: comprendieron que si no, no llegarían nunca.

Durante el primer día de marcha recorrieron unos 25 kilómetros. Pasaron la noche en un descampado, a las afueras de Villaescusa de Haro. Ayer, seis de ellos no aguantaron más y, deshidratados y exhaustos, abandonaron. La Cruz Roja tuvo que atenderles.

A los demás les esperaba una sorpresa. Hacia las 14.00, cuando el grupo llegó a La Almarcha, a unos 50 kilómetros de Las Pedroñeras y a otros tantos de Cuenca, los agentes de la Guardia Civil que acompañaban la marcha desde el principio les invitaron a descansar y beber algo en el patio de la casa cuartel. Pero una vez allí fueron llevados tuvieron que mostrar su documentación. Durante este tiempo se cerró la puerta del recinto y se encargó a cuatro agentes su vigilancia. Los rumores de que serían expulsados crecían. Dos horas después superaban el susto cuando los agentes les devolvían sus documentos y les dejaban reanudar la caminata.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Estos 37 inmigrantes carecen de permiso de residencia, pero poseen el resguardo de su solicitud y sus pasaportes. De hecho, lo que exigen es que les den los permisos ya para poder trabajar en el campo. Desde que llegaron a Las Pedroñeras (una población de 7.000 habitantes, a los que en verano se suman unos 2.000 inmigrantes)han estado mano sobre mano: los empresarios del ajo no les quieren contratar porque no tienen papeles.

Tras abandonar el cuartelillo, algo asustados, los magrebíes decidieron poner fin a la huelga de hambre y descansar. En un pequeño pinar, a unos cinco kilómetros de La Almarcha, se detuvieron derrotados y, por fin, comieron ansiosos, tras 48 horas de ayuno, los bocadillos de atún y tomaron los refrescos, zumos y mucha agua que les ofrecían Cruz Roja y Cáritas. Quienes les asistían intentaron convencerles para que abandonaran la protesta y volvieran a Las Pedroñeras. Pero ya habían hecho la mitad del camino y fueron tajantes: 'Sólo hay dos soluciones a este problema: papeles o muerte'.

Las condiciones físicas de los integrantes de la marcha eran desastrosas. Caminaban por la llanura manchega a más de 35 grados tras dos días sin comer. Muchos de ellos no tenían otro calzado que sandalias de playa y sufrían quemaduras por el asfalto. Por ello, durante la mañana, el personal de la Cruz Roja pidió a los servicios sociales de la Junta de Castilla-La Mancha calzado adecuado y gorras para los caminantes.

Pasadas las 19.00, el director provincial del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en Cuenca y la asesora jurídica de la Cruz Roja se movilizaron para animarles a regresar. Fue en vano. Estos inmigrantes, que viven en condiciones infrahumanas en un campamento de chabolas levantadas a base de palos y plásticos a las afueras de Las Pedroñeras, no piensan volver allí hasta que se les escuche.

Los 37 inmigrantes magrebíes de Las Pedroñeras, a su paso por el pueblo de La Almarcha, donde les detuvo la Guardia Civil.
Los 37 inmigrantes magrebíes de Las Pedroñeras, a su paso por el pueblo de La Almarcha, donde les detuvo la Guardia Civil.BERNARDO PÉREZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_