Salud investiga la relación entre la contaminación ambiental y los casos de cáncer en Torreperogil

La Plataforma por la Calidad de Vida de Torreperogil, un municipio de 8.000 habitantes de la comarca jiennense de La Loma, integra a todos las asociaciones de vecinos, los grupos políticos PSOE, PP e IU, los sindicatos UGT y CC OO y otros colectivos sociales. De momento ha recogido más de 4.000 firmas para protestar por la contaminación ambiental y pedir que se hagan análisis epidemiológicos que determinen la causa del aumento de casos de cáncer en el municipio.

Según asegura la presidenta de la plataforma, María Redondo, el año pasado murieron cuatro personas y en la actualidad hay otros diez casos por distintos tipos de cáncer en personas menores de 40 años.

Cinco sospechas El alcalde, el socialista Francisco Villar, ha admitido la 'preocupación vecinal', aunque apela a la prudencia hasta que se conozcan los resultados de las investigaciones en marcha. El informe encargado por Salud incidirá en las estadísticas de casos de cáncer y su posible origen. La plataforma sospecha de cinco focos, aunque el principal de ellos es la orujera, a unos dos kilómetros del casco urbano. Un millar de vecinos se manifestó el mes pasado para pedir su traslado a otro lugar.

Asimismo, la plataforma encargó analíticas en dos pozos de agua situados a escasos 50 metros de la orujera cuyas conclusiones vienen a reforzar los temores vecinales. Uno de ellos, realizado por el laboratorio Quimicontrol, de Linares, revela la existencia en el agua de 'partículas de alpechines y productos de extracción de orujo'. El otro, llevado a cabo por el laboratorio Olea, de Úbeda, concluye en que 'la contaminación en el agua puede provenir de una filtración de alperujo a través del subsuelo' y añade que 'el origen contaminante procede de alguna industria que manipula o almacena alperujo'. El análisis revela que el agua no puede ser considerada potable, aunque ninguno de los dos pozos se utiliza de modo habitual para el abastecimiento a Torreperogil, aunque sí para muchos chalés de la zona de San Bartolomé.

Por su parte, el director de fábrica de la Cooperativa Orujera Ubetense, Luis Felipe Ruiz, asegura que 'no existe causa efecto' entre las enfermedades detectadas y el vapor de agua desprendido por las chimeneas de la extractora. En su opinión, la cooperativa cumple toda la normativa en cuanto a la emisión de gases, sus balsas están impermeabilizadas y está a la distancia mínima exigible del casco urbano, a dos kilómetros.

Una unidad móvil de calidad del aire, de la Consejería de Medio Ambiente, ha entregado al Ayuntamiento los resultados de un informe realizado recientemente donde se confirma que 'no existe riesgo importante' para la salud y que los parámetros analizados cumplen con lo estipulado en la legislación nacional. No obstante, el alcalde reconoce que 'quizá no cumpliría la normativa comunitaria por ser ésta más estricta'. De los 15 días en los que se estuvo analizando los humos procedentes de la orujera, sólo en uno de ellos se apreciaron partículas en el aire que superaban los índices tolerables de contaminación, según el alcalde.

'En absoluto estamos en contra de la orujera, porque entre otras cosas da trabajo al pueblo, pero sí que se traslade a otro lugar', asegura Francisco Checa, miembro de la plataforma y diputado provincial de Izquierda Unida. A su juicio, los otros focos sospechosos de contaminación son las charcas de depuración de aguas residuales (por su alta cantidad de amonio), las tres antenas de telefonía móvil ubicadas en un radio de 20 metros en el casco urbano o la utilización de productos fitosanitarios en el olivar.