'No se ha valorado la música de cine'

Roque Baños (Jumilla, Murcia, 1968) aprovechó un golpe de suerte para asomar la cabeza en el mundo del cine y hoy su nombre puede verse en los créditos de películas como Goya en Burdeos, de Carlos Saura; Segunda piel, de Gerardo Vera; las dos entregas de Torrente, de Santiago Segura, o La comunidad, de Álex de la Iglesia. 'Es muy difícil entrar en este mundillo si no tienes un padrino', confiesa el compositor, profesor durante estos días en el curso de Bandas Sonoras de Zarautz. Él, que se especializó en música para cine y jazz en Estados Unidos, lo tuvo. Conoció a Gabino Diego y el actor, sorprendido por su creatividad, acudió al director Emilio Martínez Lázaro, cuando éste preparaba Carreteras secundarias. 'A los tres meses', dice Baños, 'me llamó porque se había quedado sin compositor. Tuve mucha suerte, pero luego hay que demostrar buen oficio'.

Pregunta. ¿Hasta qué punto es libre a la hora de componer?

Respuesta. Siempre estás condicionado por la película, por el mensaje que quiere transmitir el director. Pero la música de cine te ofrece muchas posibilidades. Si compones para tí, quizás estás más obligado a encasillarte por las modas. En el cine nadie te va a criticar si lo que haces es o no vanguardista.

P. Últimamente se ha centrado en las comedias. ¿Es más fácil?

R. Todo lo contrario, es el género más difícil, porque puede valer todo tipo música; puede ser una grotesca, que ya de por sí sea cachonda o una tenebrosa que, dependiendo de cómo se utilice, provoca la carcajada.

P. ¿Cree que su profesión se reconoce lo suficiente?

R. Siento que no, pero también creo que esto está cambiando. En España apenas se ha valorado la música de cine. Hay un lema para esto: 'La música bajita y que no moleste'. Afortunadamente, ahora están saliendo jóvenes directores y también algunos consagrados que entienden que la música debe tener un protagonismo en sus películas.