_
_
_
_
Reportaje:

Dinosaurios con las narices en su sitio

La cercanía de la fosa nasal a la boca mejora el olfato, útil para aparearse, comer y defenderse

¿Dónde tenían la nariz los dinosaurios

: cerca de los ojos o cerca de la boca? La pregunta no es banal, puesto que de la posición de la fosa nasal dependen funciones del animal tan importantes como la respiración, el olfato, la regulación de la temperatura corporal o la pérdida de agua. Hasta ahora se pensaba que los dinosaurios tendrían la nariz en una posición elevada, seguramente por una idea arrastrada del pasado, de cuando los paleontólogos pensaban que los grandes saurópodos serían anfibios y por tanto una fosa nasal alta les sería útil al sumergirse en el agua.

Lawrence M. Witmer, de la Universidad de Ohio (EE UU), tira por tierra esa presunción y pone la nariz de los dinosaurios en lo que considera que es su sitio: cerca de la boca. Lo explica hoy en la revista científica Science.

De los dinosaurios no quedan más que esqueletos, así que los paleontólogos tienen que inferir la información acerca de los tejidos blandos de su cuerpo a partir de los rastros en los huesos o de comparaciones con especies actuales. Witmer ha estudiado 65 animales de 45 especies parientes de los dinosaurios, en concreto cocodrilos, aves y lagartos. Mediante radiografías y estudios de fósiles de dinosaurios ha logrado reconstruir la posible localización de cartílagos, vasos sanguíneos y otros tejidos de la cavidad nasal de aquellos animales.

La cuestión es difícil, porque si la cavidad ósea de la nariz del hombre es pequeña y deja poco hueco para alternativas a la configuración de la nariz, en algunos grandes dinosaurios la cavidad ósea nasal se abre medio metro y no es obvia la posición de los tejidos blandos.

Witmer, un especialista en ciencias biomédicas y anatomía, asegura: 'Observando las narices de los dinosaurios y de sus parientes actuales, podemos aclarar algunas incógnitas acerca de cómo estos animales pudieron sobrevivir siendo tan enormes'. Su investigación sugiere que la mayoría de los grandes dinosaurios que él ha estudiado tenían cavidades nasales muy vascularizadas que ocuparían más de la mitad del cráneo facial del animal. Una estructura tan compleja estaría implicada, dice Witmer, en funciones biológicas esenciales: humidificación y filtrado del aire que va a los pulmones al respirar, intercambio de gases y regulación de la temperatura del cerebro y del resto del organismo.

Además, la posición adelantada y cercana a la boca de la cavidad nasal ofrece otra ventaja evolutiva al estar cerca estos dos órganos sensoriales, lo que mejora el olfato, algo muy importante para animales como los dinosaurios que dependerían de él para aparearse, para detectar a los enemigos y para encontrar comida.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_