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Reportaje:

Alto voltaje contra la delincuencia

Scotland Yard prueba un arma que inmoviliza temporalmente el cuerpo humano con descargas eléctricas

La policía metropolitana de Londres proyecta introducir un modelo de arma equipada con un dispositivo eléctrico cuyas descargas de alto voltaje inmovilizan temporalmente el cuerpo humano. En una primera fase, tan sólo la élite de Scotland Yard, las unidades volantes armadas, dispondrá de esta sofisticada herramienta de defensa no letal que se utiliza con regularidad en diversas ciudades norteamericanas.

De diseño similar a una pistola de aire comprimido, este arma conocida como taser sustituye las tradicionales balas de fuego por descargas eléctricas que traspasan la vestimenta y trastornan el sistema nervioso de una persona. La descarga provoca una especie de electrochoque de forma que el objetivo humano pierde el control del movimiento de su cuerpo y cae inmediatamente al suelo. El daño físico es temporal, de acuerdo con una serie de estudios efectuados en la Universidad del Sur de California.

Estructurada en 52 divisiones locales, la policía británica patrulla habitualmente sin armas de fuego, excepto en Irlanda del Norte. La porra, la radio celular y un spray de gas que provoca ceguera temporal son regularmente los únicos instrumentos que carga un típico bobby en su lucha contra el crimen y los disturbios callejeros. Paralelamente, cada cuerpo dispone de un grupo de agentes especializados en el uso de armas para responder a situaciones potencialmente peligrosas.

El pasado junio, el Gobierno dio luz verde a la utilización de armas no letales como éstas que Scotland Yard tiene previsto introducir a finales de año, según el informe definitivo de la Asociación de Oficiales Jefes de Policía. Otras divisiones están probando igualmente este nuevo artefacto de defensa, que se considera crucial en la protección de los agentes ante la escalada del crimen con arma blanca y los enfrentamientos con personas desequilibradas y aparentemente peligrosas.

La descarga eléctrica también puede evitar muertes innecesarias. Dos casos recientes mueven a que las pruebas pendientes se realicen con cierta urgencia. En Liverpool, la policía mató a tiros a un esquizofrénico que blandía amenazadoramente una espada en la entrada de un bar. Y a finales del mes pasado, una patrulla de Scotland Yard acabó con la vida de un individuo que los agentes creyeron armado. El arma era un mechero con forma de pistola.

Ambas víctimas podrían haber sido reducidas con un par de descargas eléctricas, de 50.000 voltios, que trastornan el sistema nervioso sin, al parecer, causar trastornos a largo plazo. Así se desprende de los estudios médicos que hasta la fecha no descubren complicaciones en los tejidos nerviosos del que recibe el impacto de esta última generación de armamento no letal.

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El efecto es inmediato y temporal, en tanto que las señales eléctricas confunden el sistema nervioso sobrecargando las fibras nerviosas con señales absurdas sin llegar a dañar los tejidos nerviosos. Algunos expertos consideran el taser como un instrumento intermedio entre los polémicos gases de ceguera temporal, que vienen dando pobres resultados en el Reino Unido, y las armas de fuego tradicionales.

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