Aznar rehúsa fijar la fecha para la cumbre anual con Marruecos
La relación entre España y Marruecos no va a salir, por ahora, del bache en el que se encuentra sumida desde la ruptura, en abril, de la negociación pesquera y las advertencias que entonces formuló a Rabat el presidente José María Aznar.
El jefe del Gobierno español invocó el mes pasado una agenda muy apretada para rehusar fijar una fecha para la cumbre anual que, según está previsto, debe celebrar con su homólogo marroquí, Abderraman Yussufi, indican fuentes diplomáticas de ambos países.
Yussufi solicitó en julio a Aznar, a través de los acostumbrados cauces diplomáticos, que le diese una cita para organizar en el segundo semestre en Marruecos una reunión entre ambos a la que también asistirían unos cuantos ministros. Tal reunión anual está recogida en el Tratado de Amistad suscrito entre Madrid y Rabat en 1991. La última tuvo lugar en Madrid en abril 1999.
La respuesta negativa de Aznar es achacable, según una fuente diplomática española, no sólo al fracaso de la negociación pesquera sino a la ausencia de esfuerzos de las autoridades marroquíes por controlar la emigración ilegal y la exportación de hachís a la Península.
Paso del Estrecho
Tras las advertencias de Aznar, el rey Mohamed VI envió urgentemente a Madrid a sus ministros de Asuntos Exteriores, Mohamed Benaissa, y de Interior, Ahmed Midaui. Temía, aparentemente, que España tomase represalias entorpeciendo en verano el paso del Estrecho a los emigrantes marroquíes que regresan a su país de vacaciones.
Sus homólogos españoles, Josep Piqué y Mariano Rajoy, les pidieron que si deseaban restablecer buenas relaciones con España pusiesen un mayor empeño en frenar la emigración y la droga. El número de inmigrantes ilegales apresados en las costas andaluzas ha aumentado, en el primer semestre, en un tercio con relación al año pasado.
El único gesto de distensión entre Madrid y Rabat ha sido la firma, a finales de julio, de un convenio laboral cuyo texto original ha sido recortado por los marroquíes durante la negociación. Se suprimió cualquier mención a la inmigración irregular y a la lucha contra las mafias que trafican con emigrantes.
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