Veneno: "Es normal que los de las pateras se busquen la vida con la 'piratería'"
Han pasado ya 30 años desde que Kiko Veneno (Figueres, 1952) cantara por primera vez en público. Lo hizo en la Universidad de Sevilla para amenizar una huelga. Lo que comenzó como un acto de reivindicación, se convirtió en un modo de vida para un artista que reside en Cádiz desde que tenía dos años. Su sol le ha transmitido energía suficiente para recorrer el sur de España con El Carro de los Cómicos de la Legua, interpretar a un peculiar Frankenstein televisivo en La bola de cristal, producir el estreno de la folclórica Martirio y grabar nueve elepés. Y ahora incluso canta en euskera dos temas, que verán la luz en septiembre en el nuevo disco de Jabier Muguruza.
Pregunta. Ha dicho que le gustaría que su hijo fuera músico. ¿Cómo fueron sus inicios?
Respuesta. Hombre, buenos porque grabé el disco Veneno con Raimundo [Amador] al año de empezar con la música. Luego vinieron tiempos más difíciles.
P. Ese disco se valora más ahora que en su momento.
R. Seguramente, porque en su momento es que no era ni conocido. A raíz de él mucha gente se atrevió a cantar a su forma; sin ser un gran cantante, pero expresando lo que siente. Y creo que abrí puertas para incorporar el lenguaje cotidiano a las letras.
P. Cita su carácter rupturista. ¿Quizá ha perdido eso su producción, el factor sorpresa?
R. Sí, claro. Hoy en día esa escuela la hace mucha gente y no tiene la misma capacidad de romper que entonces, al ser más frecuente. Pero aún es una veta viva.
P. No ha recuperado la frescura de Échate un cantecito, su disco de 1992, en sus últimas entregas. ¿Ha perdido la inocencia?
R. Bueno... Es que la frescura consiste en estar siempre nuevo. Pero luego hay que hacer bolos, entrevistas, cantidad de cosas que exigen un esfuerzo de concentración que van en contra de esa frescura. Cuando te profesionalizas, una parte se pierde. El secreto es no intentar engañarse, que la gente vea lo que hay.
P. ¿La ilusión tampoco se mantiene como al principio?
R. Como al principio, no. Entonces era una ilusión muy diferente a la que tengo ahora, más inconsciente. Era una ilusión por romper, y ahora es por compartir, por disfrutar de la música. Y después hay una ilusión íntima de poder presentar letras y canciones que se te han ocurrido y pueden ser guapas para la gente.
P. ¿Qué tal le fue cantar en euskera con Jabier Muguruza?
R. La idea surgió de Jabier, pero lo hice con ilusión. A mí me gustó. El euskera es un idioma minoritario, pequeño, pero real y muy válido. A los idiomas pequeños y a las minorías hay que ayudarlas, por eso tengo un motivación ideológica para haber dicho sí inmediatamente.
P. ¿Quién es su gran referente musical?
R. Admiro a muchísimos músicos, pero el más emblemático es Bob Dylan. Es un poco el tipo de cantautor, con su mensaje y su forma de hacer la música, que me inspiró directamente para hacer mis canciones.
P. Usted dedicó una canción a los delincuentes. ¿Los mayores del siglo XXI son quienes piratean discos?
R. Los músicos no le damos tanta importancia. La piratería es gente buscándose la vida en la calle. La gente está atravesando el estrecho en patera y ahogándose todos los días, y que se busquen la vida pirateando discos me parece una cosa normal.
P. ¿Quién es más pirata, el que copia discos o el que fija sus abusivos precios?
R. Los precios son abusivos.
P. ¿Qué o quienes son los 'pollos europeos' a los que dedica su canción Feos?
R. Éso salió por una epidemia que hubo en Bélgica, donde a los pollos les daban de comer papeles mojados en aceite de coche usado o algo así, ¿no? Después, lo de los pollos europeos se refiere un poco a que, en general, estamos siempre de la mano de Estados Unidos. Nos liberó de la Guerra Mundial y, desde entonces, tenemos que pagar tributo: tirar bombas donde nos digan, comer todas las porquerías que nos digan que son buenas y hacer todo lo que nos digan que hagamos. Están consiguiendo acabar con parte de nuestra cultura, mucho más rica que la suya.
P. Estudió con Alfonso Guerra. ¿Quién copiaba a quién?
R. Hombre, yo aprendí un montón de él. Es mayor que yo y un tío muy político en el sentido auténtico de la palabra. Aunque también supongo que él aprendería algo de mí: todo el rollo callejero, de contestar sin pensar mucho las cosas, esa voz del pueblo cafre que yo podía representar en aquel momento.
P. ¿Qué proyectos tiene?
R. Ahora tocar y, cuando paremos un poco, hacer un disco en directo con la Orquesta de Cámara de Andalucía. Y estoy muy ilusionado con ir tocar a Estados Unidos con Jonathan Richman, que me ha llamado para que haga de telonero.
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