Wahid se considera aún presidente de Indonesia y no abandona el palacio
Megawati evita enfrentarse a su antecesor
La hija menor de Wahid, Inayah, dijo que su familia está lista para mudarse del palacio desde el lunes. 'Hemos empaquetado nuestras cosas, incluyendo las de mi padre', dijo. Un fuerte cordón policial continúa rodeando el edificio, pese a que los seguidores del destituido mandatario levantaron el campamento tras pasar una noche de vigilia.
El presidente de la Asamblea Consultiva del Pueblo -máximo órgano legislativo del país-, Amien Rais, que condujo el proceso de destitución de Wahid, indicó que 'emplearán la persuasión para que desaloje el palacio', aunque añadió que no hay prisa. 'Tiene sentido darle a Gus Dur [apodo con el que se conoce a Wahid] una o dos semanas', señaló irónicamente, 'porque necesita tiempo para hacer las maletas'. El presidente de la Asamblea Nacional (Cámara baja), Akbar Tanjung, defendió medidas más drásticas: 'Si sigue resistiendo, tendremos que enviar a la policía para que lo saque'. Tanjung, que también es líder del Golkar, el partido con el que gobernó el dictador Suharto durante 32 años, es uno de los candidatos a ocupar el puesto de vicepresidente, que previsiblemente se designará hoy.
La nueva jefa de Estado, que pretende evitar el enfrentamiento con los millones de seguidores de Wahid, optó por despachar los asuntos de Estado en la sede de la vicepresidencia, donde ha trabajado durante los 21 meses que ha durado el mandato de su antecesor.
Megawati pretende formar Gobierno esta semana para abordar cuanto antes los graves problemas étnicos, sociales y económicos de la cuarta nación más poblada del mundo. Para la nueva presidenta, el mayor reto será mantener la integridad del archipiélago indonesio, formado por unas 17.000 islas y poblado por 210 millones de personas de un centenar de etnias diferentes. Especialmente difícil es la situación de las regiones separatistas de Aceh, al norte de Sumatra, e Irian Jaya, en la isla de Nueva Guinea. Megawati no oculta su convicción de que el archipiélago necesita un solo mando político, lo que enlaza con la visión de los militares de una nación unida, pero no se ajusta a las pretensiones de las provincias rebeldes.
En el extranjero, los países vecinos de Indonesia dieron la bienvenida a la nueva jefa de Estado y expresaron su deseo de que avance la transición democrática en un país acostumbrado a los cambios sangrientos de líder. Los periódicos locales acogieron con regocijo a la presidenta: 'Es el momento de Mega', tituló el Jakarta Post, que aseguró que la presidenta 'debe tratar a Gus Dur apropiadamente; esta nación debe aprender a respetar a sus líderes, y a no dejarlos en ridículo'.
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