Sevillanía
Sevilla empieza a ser uno de los principales problemas para la construcción de Andalucía como comunidad moderna. Aunque se me llene el buzón de cartas, o de correos electrónicos, con misivas poniéndome a caldo por criticar a la capital andaluza, me parece urgente avisar tras el papel que juegan destacados dirigentes sociales y políticos de la capital. Veamos algunos ejemplos.
El alcalde de Sevilla lleva semanas hablando y proponiendo reajustes del gobierno municipal... que sólo afectan a una parte de ese gobierno, la de su partido, el PSOE. Y, a pesar de todo, no consigue que su estrambótica propuesta, consistente en crear un área política de tres concejales socialistas, aligerados de responsabilidades de gestión, cuente con el aval de los comisarios políticos provinciales. Emilio Carrillo, el portavoz en estos dos años, debe ser el cristiano entregado a esos leones. Y hablamos de un gobierno de coalición con el PA, que observa, escucha y hará luego lo que le dé su real gana. Modelo, por tanto, de gestión municipal que demuestra hasta dónde se puede llegar en la desorganización y el desbarajuste de las cosas públicas.
Segundo paradigma: el del presidente de la CEA, ilustre y sevillano de pro. En sus declaraciones de ayer en este periódico daba estopa a la Junta, aunque se casaba con todos los partidos. Pero ante todo se declaraba bético, con carné sevillista, y miembro de las hermandades rocieras de Triana, Sevilla y Macarena. ¿Quién da más? Tras leerlo con interés sigo pensando que los modelos empresariales de esta orilla del río no están tras ese tipo de empresario profesional, trabajador, eficiente y, sobre todo, autónomo del poder político, sea cual sea, que ha hecho avanzar a las sociedades modernas. Al contrario, sigue primando ese ejemplo de rentista que presta atención más a la escala social que al afán emprendedor. Y eso no se corrige con leyes, como pide Álvarez Colunga.
Cierre y final: al dejar abiertas las bocas del metro que no fue y todavía no sabemos si será, Alejandro Rojas-Marcos, presidente de la Sociedad del Metro sevillano, las ha pintado de color albero y rojo burladero. Como la Maestranza de Sevilla. Genio y figura.
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