Vivienda, razones del fracaso
Si se mira de cerca, el aparentemente disparatado precio de la vivienda tiene sólidas razones: se trata de una inversión excelente. Durante los últimos años ha crecido a ritmos del 6%, 11% y 15%. En cambio, los impuestos a los que la vivienda está sometida no restarían, anualmente, y en el caso más desfavorable, ni el 1% de esa inversión. Compárese con el 18% al que están sometidas las rentas del capital.
Y si bien hay dos tercios de españoles que no pueden ahorrar, hay más de 275.000 que declaran patrimonios superiores a los 50 millones de pesetas. ¿Y en qué invierten su dinero? Vamos a ver, ¿qué inversión da más que la inflación, es razonablemente opaca y es absolutamente segura (en España, los pisos, al contrario de lo sucedido en Inglaterra y Japón, no han bajado nunca. Nunca). ¿Qué más da que, sólo en Madrid, el 70% de las personas que buscan vivienda no puedan comprarla por su elevado precio, a pesar de que haya más de 280.000 viviendas vacías?
La mayor liberalización del suelo no arreglará las cosas. Sólo pondrá en manos ya repletas de dinero más posibilidades de sacarle rendimiento. ¿Qué importa lo que me pidan por un piso si lo tengo y el año que viene valdrá como poco un 10% más?
La solución tiene que venir por hacer perder su atractivo a la inversión en vivienda no habitual a través de un empeoramiento del trato impositivo: aquella persona o empresa propietaria de una vivienda distinta a su domicilio fiscal y que no la tenga alquilada a otra persona allí residente debería pagar un impuesto anual al menos de la mitad de lo que el valor de mercado de la vivienda se ha incrementado ese año.
¿Que eso colapsaría el mercado? No si la medida se aplica progresivamente, elevando poco a poco la cuantía del impuesto hasta que el mercado responda. La situación es tal que el mero anuncio de propósitos similares tendría ya un gran efecto calmante. Y, de todas formas, el estratosférico precio de la vivienda tiene colapsadas la marcha de muchos jóvenes de sus casas, la natalidad y la movilidad de los trabajadores.-
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