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La Casa Blanca mantendrá sus planes aunque fracase la prueba de hoy

La Casa Blanca anticipó ayer que un fiasco de la prueba que hoy efectuará el Pentágono del escudo estadounidense antimisiles no alterará los planes de George W. Bush para construirlo antes de 2005, aunque sea en una versión rudimentaria. Si el ensayo fracasa, el Pentágono seguirá insistiendo. Tiene previstas 17 nuevas pruebas (diez con sistemas terrestres y siete con sistemas marítimos) en los próximos 14 meses.

La de hoy consistirá en el lanzamiento desde el atolón de Kwajalein, en las islas Marshall, en el Pacífico, de un misil de interceptación cargado con lo que los militares norteamericanos llaman un Kill Vehicle. Su misión será destruir en pleno vuelo un falso misil atacante lanzado desde la base de Vandenberg (California). El misil de pacotilla, un Minuteman II balístico, no contendrá carga explosiva. La distancia entre los dos puntos de lanzamiento es de 7.600 kilómetros.

Como en las tres ocasiones precedentes, el Pentágono será transparente sobre los resultados de esta prueba. La primera, efectuada en octubre de 1999, fue un éxito, pero las dos siguientes se saldaron con un fiasco. Cada una costó un mínimo de 100 millones de dólares (19.500 millones de pesetas), y tras la tercera, efectuada en julio del pasado año, Clinton decidió traspasar a su sucesor en la Casa Blanca la decisión sobre si proseguir o no con el proyecto. Argumentó que está muy verde tecnológicamente y razones políticas y diplomáticas, como la inquietud de los aliados europeos de EE UU y la firme oposición de China y Rusia.

Primera versión en 2005

Bush y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, son unos entusiastas de esta nueva versión de la guerra de las galaxias de Reagan. El jueves hicieron saber que quieren tener lista una primera versión antes de 2005. A diferencia del proyecto de Clinton, el de Bush incluye no sólo sistemas de interceptación terrestres, sino también aéreos y marítimos. Bush cree que el escudo es imprescindible para proteger a EE UU y sus aliados de ataques de países delincuentes como Corea del Norte, Irán e Irak.

Bush ya ha ordenado que el mes próximo comiencen los trabajos para preparar una base de pruebas del escudo en Fort Greely, a unos 150 kilómetros de Fairbanks, en Alaska. Y ha dado instrucciones a la diplomacia estadounidense para que se prepare para una violación por parte de EE UU del tratado ABM en los próximos meses. Ese tratado, suscrito por Washington y Moscú en 1972, prohíbe la prueba y la construcción de un sistema antimisiles.

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Bush no sólo se enfrenta a la oposición exterior. En el Senado hay serias dudas sobre el coste del escudo, su necesidad y sus riesgos diplomáticos.

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