Tiros al aire y 23 personas heridas en las marchas protestantes de Irlanda del Norte
Hoy se reanudan las conversaciones para buscar una salida a la crisis del proceso de paz
Los unionistas protestantes, como cada 12 de julio, desahogaron ayer sus malos humores con hogueras, tiros al aire y lanzamiento de cócteles mólotov, cohetes y piedras contra la policía que bloqueaba su paso hacia los barrios católicos de las principales ciudades de Irlanda del Norte. El resultado, 21 policías y 2 civiles heridos. Los principales disturbios se produjeron en la noche del miércoles al jueves, que dieron paso ayer a una veintena de marchas tensas pero pacíficas para celebrar la victoria de Guillermo de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla del Boyne, en 1690.
Aquel triunfo militar, hace ya más de tres siglos, legitima a ojos de los protestantes su minoritaria presencia en la católica isla de Irlanda. Y simboliza también su determinación a seguir manteniéndose unidos a la corona británica a través de la provincia de Irlanda del Norte, separada de la República de Irlanda.
Cada año, cuando llega el 12 de julio, día no laborable en la provincia, los protestantes marchan ataviados con sus trajes negros, sus bombines negros, sus chalecos de seda naranja, desafiantes unos, pacíficos otros. Los festejos empiezan la víspera, con inmensas hogueras callejeras. Los fuegos de este año, como tantos otros, han servido para alumbrar los primeros disturbios. Dos grupos rivales de paramilitares protestantes lanzaron tiros al aire en uno de los puntos calientes de Belfast, el barrio de Shankill, cerca de la calle de la paz que separa a los unionistas de los católicos republicanos.
Pero los principales disturbios se produjeron en Portadown, al sur de Belfast, donde la policía se enfrentó con balas de goma y cañones de agua a los violentos manifestantes que les lanzaban piedras, cohetes y cócteles mólotov. Un total de 21 agentes y 2 civiles resultaron heridos, aunque ninguno de gravedad, según los datos divulgados por la policía. Los unionistas atacaron con bombas incendiarias un grupo de viviendas católicas y lanzaron tres bombas caseras a la policía. Una de ellas llegó a estallar, poniendo en grave peligro a las fuerzas del orden.
Las marchas de ayer fueron menos violentas, aunque había tensión en zonas tradicionalmente conflictivas como el puente sobre el Craigavon, en Londonderry, donde los protestantes desafiaban a la policía e intentaban penetrar en los barrios católicos.
Hoy, cuando estén ya fríos los rescoldos de las hogueras protestantes, se reanudarán las conversaciones para encontrar una salida política a la crisis que atraviesa el proceso de paz. Los primeros ministros de Irlanda, Berti Ahern, y Reino Unido, Tony Blair, volverán a reunir a los líderes de los partidos que apoyan el proceso de paz. Ahern y Blair intentarán superar los tres escollos que desde hace unos meses parecen otra vez insalvables: el desarme de los grupos paramilitares, la reforma de la policía y la desmilitarización de la provincia (retirada del Ejército británico). Tres obstáculos más cargados de simbolismo que de otra cosa. Precisamente por eso es tan difícil llegar a un acuerdo.
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