Los pronósticos prevén una caída del 20% de las lluvias en el Mediterráneo

El futuro del arco mediterráneo está comprometido por la amenaza del cambio climático y la desertificación. Francisco López Bermúdez, catedrático de Geografía Física de la Universidad de Murcia, defendió ayer en el seminario El Arco Mediterráneo en la Unión Europea: Balance y perspectivas de futuro, que se clausuró en la UIMP, la promoción de políticas de protección de un espacio que considera amenazado si no se adoptan medidas.

Según López Bermúdez, el clima mediterráneo se ha convertido 'en un clima de excesos'. Las temperaturas medias anuales en el arco oscilan entre los 16 y los 19 grados centígrados, aunque las olas de calor veraniegas pueden elevar la temperatura hasta los 40 grados y más. 'La fuerte sequía estival, específicamente mediterránea, se camufla en los totales anuales', añadió el catedrático, ya que, aunque el déficit pluviométrico del verano se compensa por las precipitaciones del otoño, su copiosidad y concentración provocan fuertes pérdidas de suelo e impiden una adecuada recarga de los acuíferos.

En cuanto al mar, el balance de las aguas mediterráneas es negativo porque las aportaciones de los ríos y las lluvias no compensan las pérdidas por evaporación, lo que, según el catedrático, provoca un déficit anual que 'rebajaría el nivel del mar Mediterráneo alrededor de 0,70 metros si no entrasen por el Estrecho las aguas del Atlántico. El arco es además 'una encrucijada aerológica' con masas de aire de diverso origen, que empobrecen el suelo y desencadenan fuertes avenidas.

López Bermúdez insistió en que el cambio climático global es un hecho y su velocidad 'es más rápida que en cualquier otro momento de la historia de la Tierra'. Así, la temperatura media anual en las tierras del Arco ha experimentado un calentamiento de casi un grado en aproximadamente un siglo. 'Hay un evidente recalentamiento de la atmósfera de las regiones del arco mediterráneo', constantó el catedrático, que pronosticó, según los últimos estudios, un descenso de la precipitación media anual de entre el 5% y el 20%, con un aumento de riesgo de avenidas, erosión y desertificación.

Las cuencas hidrográficas del Segura y el Júcar están entre las que más pérdida de suelo, por erosión, ofrecen de toda la Península, mientras las subcuencas del arco son, junto a Canarias, las de mayor riesgo de desertificación. De ahí que López Bermúdez emplazara ayer las Administraciones a conocer en profundidad los problemas ambientales actuales y futuros del arco antes de articular un modelo socioeconómico y político concreto.

Una visión cultural

El seminario, que ayer clausuró el presidente Eduardo Zaplana, lo completó Federico Mayor Zaragoza, presidente de la Fundación para una Cultura de Paz, con una conferencia sobre el arco como espacio cultural. Mayor Zaragoza defendió que para conseguir un arco mediterráneo como espacio de encuentros de culturas 'se debe escuchar a los países del sur, conocer su realidad, además de acabar con su explotación y aislamiento'.

Según Mayor Zaragoza, 'actualmente este arco sería una zona tensa donde Europa no ha actuado como una unión porque no ha tenido en cuenta a sus vecinos del sur'. 'Es muy importante que tengamos en cuenta que no hay un espacio cultural posible si nuestro comportamiento va en contra de la mayoría de la humanidad', expresó. Y añadió que uno de los problemas que arrastra el arco es que los países del Norte 'no cumplen sus promesas'.